Ilse Andrea Carranza Ramírez, docente y psicóloga clínica especializada en psicoterapia infantil y adolescente, neuropsicología y TEA nos ofrece en este artículo sus conocimientos acerca del diagnóstico del trastorno del especto autista (TEA) y del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Trastorno del espectro autista (TEA)
El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta a individuos desde una edad temprana, manifestándose de manera diversa en cada persona. Caracterizado por dificultades en la relación social, patrones de comportamiento repetitivos e intereses limitados, el TEA presenta una alta frecuencia de condiciones médicas concomitantes, según la definición propuesta por el Instituto de Autismo Domus en 2018.
Diagnosticar el TEA se basa en criterios específicos, como los establecidos en el DSM-5. Este manual ofrece una guía clara y basada en evidencia para identificar las características distintivas del autismo, lo que facilita un enfoque adecuado para el tratamiento y el apoyo. Algunas de estas características incluyen dificultades sociales, intereses restringidos y comportamientos repetitivos, problemas de comunicación y sensibilidades sensoriales.
- Dificultades sociales: pueden tener dificultades para relacionarse con los demás, tener problemas para interpretar señales sociales y tener dificultades para hacer amigos o mantener relaciones íntimas.
- Intereses restringidos y comportamientos repetitivos: pueden tener intereses restringidos y comportamientos repetitivos que les brindan una sensación de comodidad y seguridad.
- Problemas de comunicación: pueden tener problemas para entender los matices del lenguaje no verbal, como la tonalidad, el volumen y la inflexión de la voz. También pueden tener dificultades para iniciar y mantener una conversación.
- Sensibilidades sensoriales: pueden ser hipersensibles o hiposensibles a los estímulos sensoriales, como la luz, el sonido, el tacto y el olfato.
¿Quién diagnostica el TEA?
Esta es una pregunta que muchos padres de familia se hacen, así como varias personas adultas que consideran requerir una valoración sobre este tema. El diagnóstico de TEA requiere la intervención de profesionales de la salud mental y del desarrollo con experiencia y formación específica. Por lo general, el médico tratante, que puede ser un pediatra, por ejemplo, suele ser el primero en detectarlo.
Este profesional suele derivar a otros especialistas en salud para realizar evaluaciones más detalladas. Estos pueden incluir neuropsicólogos y psicólogos clínicos para la administración de pruebas estandarizadas, así como observaciones directas del paciente.
Además, se puede solicitar la evaluación de un terapeuta ocupacional para determinar el perfil sensorial del paciente. La valoración multidisciplinaria puede incluir la colaboración, de igual forma, de otros profesionales especializados en autismo, como terapeutas en comunicación y logopedas. El enfoque multidisciplinario y transdisciplinario garantiza una evaluación integral que proporciona información detallada no solo para confirmar o descartar el TEA, sino también para diseñar un plan de intervención y comprender las necesidades específicas del paciente para garantizar una atención óptima.
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¿Cómo se evalúa el TEA?
La evaluación del TEA implica varios métodos, incluida la utilización de herramientas como el ADOS-2 (Autism Diagnostic Observation Schedule, Second Edition) y el ADI-R (Autism Diagnostic Interview-Revised), pruebas para valorar desarrollo del menor, así como pruebas complementarias para estimar el coeficiente intelectual (ya sea con pruebas estandarizadas específicas, o a través de instrumentos de desarrollo que brindan esta información).
Estas pruebas pueden ser administradas por psicólogos, neuropsicólogos o pedagogos que estén certificados y capacitados para su correcta aplicación y evaluación. Por lo general, estas certificaciones y capacitaciones se obtienen en centros especializados en TEA, los cuales se dedican específicamente a proporcionar esta formación a estos profesionales.
Esta valoración exhaustiva y basada en evidencia proporciona una comprensión completa de las fortalezas y necesidades del individuo, lo que permite ofrecer recomendaciones y estrategias específicas para respaldar su desarrollo y bienestar emocional. Además, ayuda a las familias y profesionales a tomar decisiones informadas sobre el tratamiento, la educación y el apoyo necesarios para el individuo.
Los síntomas de TEA en niños y niñas suelen detectarse en las primeras etapas del desarrollo. Sin embargo, algunos niños y niñas con un nivel de funcionalidad aparentemente normal podrían pasar desapercibidos hasta la adolescencia o la adultez, momento en el que las demandas sociales aumentan y sus dificultades se hacen más evidentes. Por lo tanto, el diagnóstico de TEA en adolescentes y adultos también es importante.
Usualmente, la evaluación de estos perfiles se realiza mediante entrevistas exhaustivas y utilizando algunas de las herramientas mencionadas anteriormente. Aunque el método de evaluación sigue siendo el mismo, el formato y los ajustes se adaptan para que las actividades propuestas estén dirigidas a la población adolescente y adulta.
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que afecta la capacidad de una persona para mantener la atención, controlar los impulsos y regular el comportamiento de manera apropiada para su edad y entorno. Se caracteriza por síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad, también pueden ser muy inquietos, hablar mucho, actuar sin pensar o tener problemas para esperar su turno.
Estos síntomas pueden manifestarse de manera diferente en cada individuo y detectarse en la niñez o en la vida adulta. El TDAH puede afectar a personas de todas las edades y puede tener un impacto significativo en la vida diaria, incluyendo el rendimiento académico, las relaciones interpersonales y el funcionamiento laboral. El tratamiento del TDAH suele incluir una combinación de terapia cognitivo conductual, rehabilitación neuropsicológica, apoyo educativo y, en algunos casos, medicación.
Diagnóstico y tratamiento del TDAH
Este proceso suele ser conducido por profesionales de la salud mental, como psiquiatras, psicólogos, neuropsicólogos y pediatras. Estos expertos evalúan los síntomas de manera integral y diseñan un plan de tratamiento personalizado para cada individuo, la evaluación es comprehensiva y multidisciplinaria. El rol del psicólogo clínico o neuropsicólogo consiste en administrar una serie de pruebas psicológicas para comprender el funcionamiento cognitivo del individuo, ya sea niño o adulto.
Con base en los resultados de estas pruebas, se propone un plan de intervención para abordar los síntomas. La evaluación puede ser compartida con el médico tratante (neurólogo, psiquiatra o pediatra) para considerar la necesidad de medicación. Sin embargo, la decisión de recetar medicamentos recae exclusivamente en el médico tratante, basándose en las evaluaciones integrales realizadas en colaboración con el equipo multidisciplinario de profesionales.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no es exclusivo de la infancia; también afecta a adultos, aunque puede manifestarse de manera diferente. En adultos, el TDAH, los síntomas pueden variar desde la distracción crónica hasta la dificultad para completar tareas, la procrastinación y la tendencia a tomar decisiones impulsivas. Existen adultos con TDAH que enfrentan desafíos significativos para mantener la estabilidad laboral y financiera, así como para establecer y mantener relaciones personales saludables.
Es importante reconocer que el TDAH no es simplemente un problema de falta de atención o hiperactividad, sino un trastorno neuropsiquiátrico complejo que puede tener un impacto profundo en la calidad de vida. El diagnóstico y el tratamiento adecuados serán necesarios para la mejoría de los síntomas.
Ambos trastornos del neurodesarrollo implican un tratamiento multidisciplinario, en donde, por lo general lo que se busca es que el tratamiento impacte en la calidad de vida, tanto de la persona que lo padece, como de su familia.
Bibliografía
- Vaillard, J, Reza, D (2018) El ABC del Autismo, Domus Ediciones, México.
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).
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