La psicóloga Lucía González expone en este artículo los problemas de conducta y como abordarlos mediante metodologías preventivas.
Imagínate que nadie te habla directamente, pero que hablan de ti y de tus problemas en tu presencia, que las personas que te rodean siempre interrumpen tus intentos de hacer algo y lo hacen por ti, que no te dejan tomar ninguna decisión, que nadie te pregunta qué prefieres hacer, comer o vestir. Imagínate que sólo están atentos a tus problemas de conducta.
Hace ya 30 años que la doctora Judith LeBlanc escribió estas palabras para desarrollar la empatía en relación a la calidad de vida de personas con grandes necesidades de apoyo.
¿Te lo has imaginado? ¿Cómo te sentirías? ¿Cuál sería tu conducta?
Problemas de conducta
Se considera problema de conducta, conducta desafiante y/o conducta compleja “toda conducta culturalmente anormal de tal intensidad, frecuencia o duración que es probable que la seguridad física de la persona o de los demás corra serio peligro, o que es probable que limite el uso de las oportunidades que ofrece la comunidad o incluso se niegue el acceso a esas oportunidades.” (Emerson, 1995)
Tipos de problemas de conducta
- Conducta autolesiva: cuando la persona se causa dolor a sí misma, golpeándose, mordiéndose o arañándose.
- Conducta heteroagresiva: cuando se causa dolor a otras personas o animales.
- Destrucción de objetos: la persona rompe, destruye o estropea objetos o mobiliario.
- Conducta disruptiva: interrupciones de la actividad a través de gritos, quejas, llanto o risa inmotivados o buscando pelea.
- Conducta social ofensiva: engloba todo aquello que sea ofensivo para otros, como orinar en lugares inadecuados, utilizar un lenguaje soez, amenazar, gritar o blasfemar.
- Estereotipias: conductas repetitivas, como balanceo, deambulación, sacudidas o rechinar de dientes.
- Conducta no colaboradora o negativista: incumplimiento de normas o negación a realizar actividades relevantes.
- Retraimiento o falta de atención: aislamiento, inactividad, falta de concentración o hablar negativamente de uno mismo.
Si has realizado el ejercicio de reflexión que te proponía al comienzo del artículo, ya te habrás dado cuenta que cualquier persona en determinadas circunstancias puede mostrar una conducta desafiante.
¿De qué dependerá entonces que aparezcan estas conductas? ¿Será sólo una cuestión de la persona o de la discapacidad? O por el contrario, ¿tendrán algo que ver los entornos en los que nos movemos o las oportunidades que tenemos de guiar nuestra propia vida?
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Servicios centrados en la persona
El sentido que damos las personas a nuestra propia vida, las actividades que realizamos en nuestro día a día, todas esas pequeñas o grandes decisiones que a veces casi tomamos sin darnos cuenta, la posibilidad de valorar distintas opciones, de equivocarnos y de rectificar, hacen que aunque a veces tengamos ganas de gritar, de romper cosas o cualquier otra conducta desafiante, no lo hagamos.
La labor de Plena Inclusión
Por ello, desde Plena Inclusión llevamos muchos años trabajando para implementar los servicios centrados en la persona y que las personas con discapacidad intelectual también tengan estas oportunidades.
Algunos de estos servicios centrados en la persona son:
- Modelo de Calidad de Vida
- Planificación centrada en la persona
- Proyecto de vida
- Fomento de entornos saludables
- Cambio de creencias y estilos de apoyo
- Metodologías preventivas
Metodologías preventivas de problemas de conducta
A continuación trataremos tres metodologías diferentes para atajar los problemas de conducta.
Apoyo activo
El Apoyo Activo es un enfoque sistemático que ayuda a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo a participar en actividades cotidianas y significativas consiguiendo que mejore su calidad de vida y su desarrollo personal. Es un enfoque centrado en la persona, que promueve apoyos personalizados respondiendo a los intereses y necesidades de cada persona (K. Lowe y E. Jones, 2015).
El objetivo de apoyo activo es la participación activa de la persona en actividades significativas para ella, dando el apoyo que sea necesario para cada uno de los pequeños pasos de la actividad.
Además, en apoyo activo cobra gran importancia el refuerzo, no el resultado, sino la participación, implicación y vinculación de la persona a esa actividad importante para su vida.
Esta participación consigue que las personas tengan mayor calidad de vida, mayor satisfacción, mejores relaciones con sus personas de apoyo y mayor control de su vida.
Como resultado, las conductas desafiantes se reducen significativamente.
Apoyo conductual positivo
El apoyo conductual positivo es un conjunto de estrategias para reducir o eliminar conductas desajustadas a través de mejoras ambientales y de entornos y de enseñanza de habilidades alternativas.
Los principios en los que se sustenta el apoyo conductual positivo son:
- La conducta desafiante tiene una función. La persona suele perseguir un objetivo legítimo, el problema es la conducta que utiliza para conseguirlo.
- Las personas no tienen la intención de causar daño, aunque a veces esto ocurra.
- Las conductas están relacionadas con los contextos donde estas se producen.
- Los planes de apoyo deben tener en cuenta los valores de la persona, sus intereses, preferencias y aspiraciones.
La reeducación de la conducta a través del entrenamiento cognitivo
Reducción de restricciones
Muy relacionado con la filosofía y las creencias que hay detrás de todas estas metodologías, se plantea la reflexión individual y colectiva de las prácticas que realizamos en nuestras relaciones con personas con discapacidad.
Los ambientes de control, limitaciones o restricciones, que nos vendemos a nosotros mismos como un “es por su bien” no siempre lo es, ya que limitamos la capacidad de la persona de tomar sus propias decisiones y en ocasiones cometer sus propios errores.
¿Quién no ha disfrutado del placer de una comida basura aun sabiendo que ésta no es saludable?
Resumen
Si dotamos a la vida de sentido no tendrá sentido cualquier otra conducta que no nos lleve a nuestros propósitos.
Cada uno de nosotros, aunque no sea de forma explícita, tenemos un proyecto de vida, un plan, unos valores y dirigimos nuestra vida hacia ellos, incluso pasamos por situaciones que no son agradables para poder lograr objetivos que para nosotros son significativos.
Las personas con grandes necesidades de apoyo, como cualquier persona, tienen esos valores, esas metas, pero, al igual que todos, necesitan apoyo, oportunidades, posibilidades de elegir, de equivocarse…
En definitiva, guiar su propia vida, tal y como quieren que sea.
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