La doctora en Psicología Clínica de la salud María J. García-Rubio junto a la especialista en neuropsicología clínica y en trastorno cognitivo mayor Nancy Navarro explican en este artículo qué es la demencia y la aplicabilidad clínica de la escala GDS.
En este artículo de divulgación se pretende describir la demencia desde una perspectiva neuroanatómica y psicobiológica para después poder justificar la aplicación de la Escala GDS durante la evaluación neuropsicológica del paciente con diagnóstico de demencia.
Aunque se trata de una escala validada y empleada frecuentemente por los profesionales neuropsicólogos y también por otros sanitarios, se requiere que sea definida y adecuada al diagnóstico para poder extraer el máximo de su valor evaluativo.
¿Qué es la demencia?
La demencia es un término general que identifica las afecciones cuyo conjunto de signos y síntomas se caracterizan por disminuir de forma progresiva la capacidad mental y ejecutiva de los dominios cognitivos.
Esta enfermedad neurológica reduce el grado de autonomía e independencia de las personas que la padecen, afectando así a su capacidad de realizar actividades instrumentales de la vida diaria y por ende, el paciente suele requerir un apoyo continuado por parte de su cuidador (Alzheimer ‘s Association, 2014).
Desde una perspectiva psicobiológica, las células nerviosas o neuronas son las primeras afectadas durante el patrón evolutivo de la demencia, aunque el marcador clave es la existencia de los ovillos neurofibrilares, y también la formación de placas seniles observadas en la demencia de tipo cortical (Goriely et al., 2020).
Asimismo, se ha demostrado que la presencia de microinfartos cerebrales afecta negativamente al área subcortical del encéfalo, lo que conlleva en la mayoría de los casos la aparición de una demencia vascular (Bir et al., 2021).
Como consecuencia, esto produce una destrucción masiva de las neuronas de la corteza cerebral, lo que llega a modificar su estructura y función.
En el plano neuroanatómico, el desarrollo de una demencia supone un proceso patológico anatómico del cerebro en el que como factor común a todos los tipos de demencia se diseminan los polos temporales, existiendo daños también en la sustancia gris del neocórtex parietal y prefrontal, en el caso de la Enfermedad de Alzheimer y la Enfermedad Frontotemporal (Kang et al., 2019).
Otras enfermedades neurológicas como la demencia por Cuerpos de Lewy, el daño neuronal se focaliza más en las regiones troncoencefálicas (Rodríguez, 2020).
¿Cómo es la evaluación neuropsicológica de la demencia?
La demencia ha sido el foco de atención de numerosas investigaciones, con el objetivo de conocer su fisiopatología y consecuencias físicas y cognitivas, en la mayoría de los casos. Posteriormente, los grupos y líneas de investigación se interesaron no tanto por el concepto sino por su evaluación y tratamiento.
El número de casos con demencia crecía, por lo que debía haber al menos un instrumento de evaluación neuropsicológica que completase al protocolo médico dedicado al abordaje del paciente con demencia.
Por ello, en el año 1982 Barry Reisberg y colaboradores publican una herramienta de evaluación denominada en la actualidad “Escala Global de Deterioro o GDS”.
¿Qué es la escala GDS?
Este instrumento tiene como objetivo ofrecer una alternativa de medida neuropsicológica para cada etapa neurodegenerativa vinculada con la demencia.
Por ende, se tiene en cuenta la capacidad cognitiva específicamente, la función ejecutiva, los procesos atencionales y de la memoria, desde el inicio de las primeras características del deterioro cognitivo hasta su última fase (Custodio et al., 2017).
A su vez, la escala GDS tiene en cuenta los límites de cada etapa evolutiva de la demencia que se suceden como un proceso lento y continuo. Con estas características, la escala GDS pretende ofrecer un apoyo orientativo a los profesionales, neuropsicólogos u otros sanitarios que trabajan con los pacientes con diagnóstico de demencia.
De acuerdo con Reisberg. et al. (1999), el concepto de retrogénesis es una base fundamental para la elaboración de la escala, pues explica que el transcurso de la demencia se va acompañando por una reducción en la capacidad cognitiva.
Además, el decremento en la cognición es totalmente inverso al proceso de adquisición del aprendizaje que se alcanza desde la niñez y la etapa adulta, lo que se refleja no solo en los procesos cognitivos superiores sino también en el desarrollo cerebral (Strikwerda-Brown et al., 2019).
Por ejemplo, es posible que la persona con diagnóstico de demencia pierda inicialmente la información proveniente de la memoria a corto plazo, en etapas intermedias tendrá problemas con el acceso a recuerdos a largo plazo, mientras que en las etapas finales será incapaz de controlar procesos fisiológicos que se adquieren en la infancia temprana como la autonomía para la alimentación o el control de los esfínteres.
Etapas de la escala GDS
La versión original de la escala GDS de Reisberg et al. (1982) incluye 7 etapas vinculadas con el desarrollo de la demencia. De esta forma, cada una de ellas explica la alteración correspondiente al curso físico, cognitivo y mental de la enfermedad.
Asimismo, la descripción del estado cognitivo por etapa se acompaña con una calificación aproximada en el minimental (MEC) de Lobo et al. (1999) con el fin de poder vincular ambos instrumentos en el mismo paciente. A continuación, se realiza un breve recorrido por cada una de ellas y sus puntuaciones:
- GDS 1. Ausencia de déficit cognitivo. En esta fase la persona no muestra deterioro a nivel subjetivo ni objetivo, lo que significa que presenta un estado idóneo a nivel cognitivo. Corresponde a una puntuación de 30-35, en la evaluación MEC.
- GDS 2. Déficit cognitivo muy leve. Durante este periodo la persona presenta quejas referentes a la memoria con respecto al extravío de objetos o el olvido de nombres que por lo general pasan por desapercibidos en el entorno familiar laboral y social. A su vez, no se objeta déficit cognitivo mediante examen clínico. Corresponde a una puntuación 25-30 en la evaluación MEC.
- GDS 3. Déficit cognitivo leve. Se observan cambios en la ejecución de tareas de tipo ocupacional, laboral y social como, por ejemplo: dificultad semántica, disminución para retener nueva información o recordar personas nuevas ya conocidas, olvidos en ubicación espacial, disminución en la concentración. Puede acompañarse de ansiedad moderada. Corresponde a una puntuación de 20-27 en la evaluación MEC.
- GDS 4. Déficit cognitivo moderado. La persona presenta dificultad para elaborar tareas con respecto a la planificación de aspectos tales como: finanzas, cocina, viajes, operaciones de cálculo. A su vez disminuye la ubicación en tiempo y persona, hechos recientes, posible prosopagnosia y labilidad emocional. Corresponde a una puntuación de 16-23 en la evaluación MEC.
- GDS 5. Déficit cognitivo moderadamente grave. En esta etapa, la persona disminuye la capacidad ejecutiva en las siguientes actividades: elección de vestimenta, recordar direcciones, teléfonos, nombres de familiares, sin embargo, reconoce su propio nombre y el de su familia más cercana. Corresponde a una puntuación de 10-19 en la evaluación MEC.
- GDS 6. Déficit cognitivo grave. Para esta fase, la persona necesita de apoyos para ejecutar actividades instrumentales de la vida diaria, tales como: vestirse, bañarse, recordar nombres de la familia cercana o cuidadores. También puede mostrar disminución de la continencia urinaria, presentar cambios de la personalidad y la afectividad. Corresponde a una puntuación de 0-12 en la evaluación MEC.
- GDS 7. Déficit cognitivo muy grave. La persona en esta etapa presenta pérdida de las capacidades verbales y motoras como caminar sin ayuda, sentarse, levantarse y mantener la cabeza erguida. Pérdida de la sonrisa. Necesita de asistencia para su higiene personal. Se observan signos neurológicos. Corresponde a una puntuación de 0 en la evaluación MEC.
Aplicabilidad clínica de la escala GDS
Como se ha anticipado, la escala GDS tiene la particularidad de complementarse con instrumentos de evaluación cognitiva, tal es el caso del MEC, incrementando el potencial evaluativo de estas herramientas de exploración cognitiva en una enfermedad neurológica tan compleja como la demencia (Peña-Casanova et al., 2014).
Además, este potencial es más relevante en las etapas avanzadas de la demencia en la que existe una gran variabilidad individual entre los pacientes. Por ello, es tan importante contar con herramientas como la escala GDS, ya que cumple con la función de guía del proceso evolutivo de la demencia para el profesional responsable del paciente.
Así, a partir del deterioro indicado por la escala GDS, el profesional puede instaurar pautas de intervención nuevas adaptadas a las características de la etapa de demencia del paciente, así como diseñar otras estrategias de apoyo de acuerdo con las necesidades de vida diaria, cuidados y tratamiento.
Asimismo, cabe destacar que aunque la aplicación de la escala GDS se ha asociado propiamente a la enfermedad de Alzheimer debido a su evolución progresiva, esta herramienta de exploración neuropsicológica puede aplicarse a otros casos como la enfermedad por Cuerpos de Lewy o la demencia de tipo Vascular (Sousa et al., 2020).
Conclusiones
La escala GDS ha demostrado ser válida y fiable para la concreción del proceso evolutivo de la demencia, especialmente por su capacidad para diferenciar y describir el curso y progreso de la enfermedad con observaciones clínicas. Además, se asocia con otras implicaciones clínicas como la mejora en el pronóstico del paciente a partir de nuevos e individualizados planes de intervención.
De hecho, las puntuaciones de la escala GDS no solo sirven para determinar el grado de deterioro cognitivo, sino también para optimizar la toma de decisiones terapéuticas y la elección farmacológica necesaria para contribuir en la mejora de la calidad de vida de estos pacientes.
Bibliografía
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