El equipo de Psicología Amorebieta explica en este artículo las consecuencias cognitivas del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) y su intervención con NeuronUP.
Definición: ¿Qué es el Trastorno del espectro alcohólico fetal?
El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) comprende un conjunto de trastornos causados por la exposición prenatal al alcohol. Esta exposición se produce a través del consumo de alcohol por parte de la madre durante el embarazo. De esta forma, el alcohól accede al torrente sanguíneo del embrión o el feto vía el cordón umbilical.
Consecuencias del TEAF para el feto
Como es previsible, esta exposición al alcohol no es inocua para el futuro bebé. Ya que, el alcohol puede conllevar una disminución de la cantidad de flujo sanguíneo en la placenta y, por lo tanto, la aparición de isquemias impidiendo que el feto reciba el aporte de oxígeno y de nutrientes necesario para su adecuado desarrollo.
A todo ello habría que añadir que el propio alcohol, como agente teratógeno, puede generar alteraciones tanto en la estructura como en el funcionamiento de diferentes sistemas y órganos, constituyendo específicamente el cerebro fetal la principal diana del alcohol debido a su mayor demanda metabólica.
Consecuentemente, el alcohol puede generar alteraciones a nivel orgánico, sensorial, motor, cognitivo, emocional y/o conductual. Lo cual, inevitablemente va a conllevar una repercusión negativa en diferentes áreas de la vida de la persona afectada. Por ejemplo, salud física y psicológica, autonomía personal, académica, laboral, social, familiar, etc. Además, el TEAF constituye un trastorno de carácter crónico y, como tal, acompañará a la persona afectada a lo largo de toda su vida independientemente del momento evolutivo en el que esta se encuentre.
El Trastorno del espectro alcohólico fetal en la actualidad
Actualmente, se estima que aproximadamente entre un 2 y un 5% de la población mundial padece TEAF. Esto implica que 9 o 10 de cada 10.000 bebés nacen con este trastorno en el mundo. En España esta cifra podría ser algo más reducida, naciendo 6 o 10 niños de cada 10.000 con TEAF. Sin embargo, en casos de adopciones se estima que hasta el 50% de los niños procedentes de China, Sudamérica y Europa del Este podrían sufrir esta condición.
A pesar de ello, se cree que todas estas cifras podrían no representar la incidencia real del trastorno. Esto se debe a que el estigma que rodea al consumo de alcohol durante el embarazo y la falta de formación por parte de los profesionales respecto al TEAF, entre otros factores, podrían estar conllevando que se trate de un trastorno infradiagnosticado.
Las bases neurobiológicas del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal
La cantidad de alcohol consumida, el momento gestacional en el que se produce dicho consumo y el periodo de tiempo durante el cual el cerebro en desarrollo se encuentra expuesto a los efectos del alcohol determinarán el modo en que las diferentes estructuras cerebrales se verán afectadas y, consecuentemente, la severidad de la sintomatología asociada.
Áreas afectadas en el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal
Hoy en día, gracias a los grandes avances que han sufrido las técnicas de neuroimagen, se han podido identificar las principales áreas y estructuras cerebrales que suelen verse dañadas en el TEAF. Estas áreas son:
Lóbulo frontal
Esta área cerebral es la responsable de las funciones cognitivas superiores. Es decir, de aquellas funciones que de algún modo nos diferencian de otras especies. Estas funciones incluyen las funciones ejecutivas. Tales como, razonamiento, capacidad de planificación, resolución de problemas, flexibilidad cognitiva (capacidad para adaptarse a cambios o buscar diferentes soluciones a un mismo problema), pensamiento abstracto y adaptación al entorno. También, el lenguaje y otras funciones como el control motor son controladas por dicho lóbulo.
En general, podría decirse que la mayoría de los circuitos neuronales de la corteza cerebral y, por tanto, del lóbulo frontal se desarrollan durante el tercer trimestre de gestación. De modo que si la exposición al alcohol se da durante este último trimestre, las diferentes funciones descritas podrán verse afectadas con mayor probabilidad que en otros periodos.
Lóbulo parietal
El cual desempeña un papel relevante en la conciencia espacial (conciencia de nuestra posición respecto al entorno y objetos circundantes), coordinación motora con relación al espacio y capacidad matemática. El desarrollo de este lóbulo, al igual que el desarrollo del lóbulo frontal se suele dar en el tercer trimestre de gestación, de modo que si la exposición al alcohol se da durante este último trimestre, las diferentes funciones descritas podrán verse afectadas con mayor probabilidad que en otros periodos.
Cuerpo calloso
Una de las estructuras que presenta malformaciones con mayor frecuencia en personas con TEAF es el cuerpo calloso. Las malformaciones más frecuentes suelen incluir una reducción de su grosor, una alteración de su forma o en los casos más extremos una agenesia (ausencia total) de la estructura. Se trata del mayor haz de fibras interhemisféricas del cerebro humano, conectando, por tanto, áreas cerebrales de ambos hemisferios cerebrales. Esta estructura se encuentra implicada en tareas temporales (tareas que implican la gestión/estimación del tiempo), tareas motoras y de coordinación (capacidad de realizar movimientos eficientes de forma precisa, rápida y ordenada).
Hipocampo
Se trata de la estructura cerebral con mayor responsabilidad en procesos mnésicos como el aprendizaje y memoria. Igualmente, es importante destacar que otras estructuras como la corteza cerebral también intervienen en estos procesos. La exposición al alcohol antes o durante el tercer trimestre de gestación puede provocar daños en esta estructura y, por tanto, en la capacidad de aprender nueva información y de recordarla posteriormente.
Amígdala
Esta pequeña estructura del tamaño de una almendra es la responsable de regular las reacciones emocionales (miedo) y conductuales (ataque o huida) que presentamos con relación al entorno. Esta estructura cerebral suele verse con un menor tamaño de lo esperado para ella debido a la muerte neuronal que induce la exposición al alcohol durante el embarazo. Por ello, las personas con TEAF presentan dificultades a la hora de regular las emociones y suelen presentar ansiedad alta.
Núcleo caudado
Esta estructura forma parte de los ganglios basales y juega un papel fundamental en el funcionamiento motor. Además, también se encuentra implicado en el funcionamiento cognitivo, como en las funciones ejecutivas (planificación y realización de tareas) y la motivación.
Núcleo Accumbens
Enlaces a la recompensa, el placer, la risa, la adicción, la agresión y el miedo. Gracias a esta estructura cerebral somos capaces de aprender de las experiencias y sucesos positivos o negativos. Las personas con TEAF, suelen tener dificultades para aprender de las experiencias y sus consecuencias. Por ello, las reprimendas, castigos o premios no suelen tener gran efecto a la hora de modificar o reforzar sus conductas.
Cerebelo
Esta estructura cerebral se encuentra implicada tanto en el funcionamiento motor (equilibrio y coordinación) como en el procesamiento cognitivo (atención, lenguaje verbal, procesos mnésicos, funcionamiento ejecutivo, etc.).Se trata de una estructura que, al igual que la corteza cerebral, termina de desarrollarse en el periodo posnatal, de modo que si el feto es expuesto al alcohol a finales del tercer trimestre, las funciones de las que se ocupa pueden verse afectadas.
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Síntomas más habituales en TEAF
Como consecuencia del daño neurológico anteriormente descrito, el TEAF se caracteriza por la presencia de diferentes síntomas cognitivos, emocionales y/o conductuales:
Síntomas cognitivos
Entre los síntomas cognitivos que pueden observarse en el TEAF se encuentran las dificultades en el rendimiento intelectual global, de forma que en ocasiones puede existir una brecha entre la edad cronológica y la edad mental de la persona. Sin embargo, tampoco es extraño observar un perfil cognitivo heterogéneo, que conlleve la afectación de algunas funciones cognitivas, mientras otras se encuentran preservadas. De hecho, es habitual que puedan darse dificultades en el desarrollo del lenguaje, observándose una notable discrepancia entre el funcionamiento de las capacidades verbales y las no verbales. Además, el TEAF también puede cursar con dificultades específicas del aprendizaje en lectura, escritura o matemáticas.
Otras funciones más genéricas que también pueden verse afectadas son:
- Capacidad atencional
- Velocidad con la que se procesa la información
- Aprendizaje y la memoria
- Funcionamiento ejecutivo
- Flexibilidad cognitiva,
- Razonamiento verbal y visuoespacial
- Toma de decisiones
- Anticipación de consecuencias de los propios actos
- El seguimiento de instrucciones
- Generalización de los aprendizajes a distintos contextos
- Comprensión de conceptos abstractos
- Cognición social
- Hiper/hiposensibilidades con relación a estímulos visuales, auditivos y táctiles.
Síntomas emocionales
A nivel afectivo suelen ser comunes los problemas de autoestima, así como la presencia de síntomas o, incluso trastornos, de ansiedad y depresión. Además, no es inusual la existencia de dificultades en la comprensión, identificación y autorregulación de las propias emociones, lo cual incluiría una baja tolerancia a la frustración, pudiendo mostrar como consecuencia de todo ello conductas inapropiadas (impulsivas o agresivas) como medio para expresar su malestar.
Durante la infancia esto puede desencadenar en la frecuente aparición de rabietas y durante la adolescencia o edad adulta en frecuentes enfados y discusiones. Las cuales suelen estar asociadas a un elevado nivel de resentimiento y a la tendencia a culpabilizar y responsabilizar a los demás sobre las diferentes situaciones que hayan podido ocurrir o sobre la propia conducta.
Síntomas conductuales
Por otro lado, a nivel conductual, en algunos casos, puede observarse un retraso en el desarrollo psicomotor, el cual puede afectar tanto a la motricidad gruesa como la fina. Otro de los síntomas conductuales comúnmente asociados al TEAF son los síntomas de hiperactividad e impulsividad, motivo por el que en ocasiones los niños con TEAF son erróneamente diagnosticados de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Asimismo, la flexibilidad cognitiva y, por tanto, conductual, suelen encontrarse afectadas, conllevando esto una limitación en la capacidad de adaptarse a cambios o imprevistos y la necesidad de seguir rutinas extremadamente rígidas.
Además, como es fácil de predecir, dadas las distintas dificultades que pueden presentar a nivel cognitivo, también son habituales las limitaciones con relación al funcionamiento adaptativo o autónomo. También, pueden darse dificultades en el cumplimiento de normas y reglas, a menor o mayor escala, siendo más usuales los problemas legales en personas con TEAF que en personas sin dicha condición. A todo ello habría que añadir además la mayor probabilidad de consumo de sustancias psicoactivas.
Por último, a nivel social también pueden observarse dificultades en la interacción con otros debido a un pobre desarrollo de las habilidades sociales. Igualmente, la posible inmadurez cognitiva o las dificultades de gestión emocional. Todo ello puede conllevar distintas consecuencias como que la persona pierda el interés por las relaciones sociales y tienda al aislamiento. También, que no sea capaz de mantener relaciones a largo plazo o que no sea capaz de identificar y expresar de forma asertiva sus propias necesidades. Así como, establecer relaciones con personas de edad inferior o que pueda resultar fácilmente influenciable o manipulable, entre otros.
Intervención del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal
Una vez confirmado el diagnóstico de TEAF, y tras haberse identificado las diferentes áreas cognitivas, emocionales y conductuales afectadas, debe establecerse un plan de intervención individualizado adaptado al niño, adolescente o adulto en cuestión. Este plan individualizado puede, por tanto, requerir de una intervención tanto de carácter psicoterapéutico como neuropsicológico. La frecuencia con la que la persona deberá asistir a uno o ambos tipos de intervención se determinará en base a la gravedad de las dificultades detectadas y del impacto que éstas estén generando en su vida diaria así como en su entorno cercano. Esta frecuencia podrá ir reduciéndose a medida que la eficacia de la intervención vaya haciéndose evidente y que la interferencia del TEAF en la vida de la persona vaya siendo menor.
Intervención neuropsicológica
Específicamente, la intervención de tipo neuropsicológico permitirá mejorar el desempeño cognitivo y funcional de la persona con TEAF a través de:
- La estimulación repetitiva de las funciones cognitivas afectadas
- El entrenamiento específico en aquellas actividades del día a día que no se estén realizando adecuadamente
- La utilización de las funciones cognitivas preservadas y de recursos externos (agendas, alarmas, sistemas aumentativos de la comunicación, etc.) como modo de compensar las funciones afectadas.
Con el fin de poder proporcionar una intervención más intensiva y obtener un mayor provecho de los diferentes periodos ventana, desde nuestro gabinete psicológico siempre ofrecemos la posibilidad de compaginar sesiones presenciales con sesiones de telerehabilitación. De este modo, entre una sesión presencial y otra, el niño, adolescente o adulto con TEAF puede continuar estimulando su funcionamiento cognitivo, pudiendo observarse así mejoras en un menor periodo de tiempo.
¿Cómo integramos NeuronUP en nuestras intervenciones en TEAF?
Es precisamente en esta estrategia de intervención en la que integramos la utilización de la plataforma de rehabilitación cognitiva NeuronUP en el tratamiento de las personas con TEAF.
NeuronUP al contar con múltiples actividades dirigidas a la estimulación de diferentes funciones cognitivas resulta una herramienta útil en el diseño tanto de las sesiones presenciales como de las sesiones de telerehabilitación.
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Podrás trabajar con nuestras actividades, diseñar sesiones o rehabilitar a distancia
Las primeras presenciales permiten al neuropsicólogo identificar aquellos procesos cognitivos específicos que al encontrarse afectados pueden estar dificultando la realización de cada actividad o juego. Esto permite ofrecer un feedback más específico al paciente y continuar planificando la intervención de forma individualizada. Las segundas permiten a la persona continuar trabajando desde la comodidad de su propia casa. Suponiendo esto una menor inversión de tiempo en desplazamientos hasta el centro y una reducción considerable de los costes de la intervención. Por último, la diversidad de actividades disponibles, su diseño atractivo y la posibilidad de adaptar e incrementar gradualmente su nivel de dificultad, hace que a nuestros niños, adolescentes y adultos con TEAF mantengan fácilmente su motivación a lo largo de la intervención y se entretengan al tiempo que estimulan y mejoran su desempeño cognitivo.
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