En este artículo Jaime Villar, trabajador de una agencia de viajes especializada en personas con discapacidad, nos cuenta todo sobre los beneficios del ocio y el turismo para personas con discapacidad.
A todos nos encanta viajar: conocer nuevos destinos, nuevos amigos… Pero en el caso de las personas con discapacidad, esto no es sólo un placer, sino que además viajar tiene un componente terapéutico. Y es que se ha demostrado que viajar aumenta las habilidades sociales, las capacidades comunicativas y la autoestima. Además, con ContigoMas Viajes (agencia especializada en viajes para personas con discapacidad de cualquier tipo), las personas que viajan tienen la oportunidad de participar en todo el proceso de organización y decisiones, de manera que se favorece la capacidad de autogestión de la vida diaria.
Hoy vamos a contaros algunos de los beneficios de viajar, centrándonos en las personas con discapacidad, o cualquier tipo de necesidad especial.
Beneficios de viajar para personas con discapacidad
1. Un primer paso para salir de la zona de confort
Viajar, especialmente, si se trata de largas distancias, significa prepararse ante nuevas experiencias. Conocer culturas y costumbres distintas, sorprendernos ante diferentes formas de vestir…
Esto requiere un ejercicio de empatía y paciencia, puesto que hemos de estar preparados para hacernos entender ante situaciones cotidianas, cambiando nuestra perspectiva. Porque lo que para nosotros puede ser un gesto que denote una tremenda falta de educación, en otro lugar del mundo puede ser un símbolo de respeto y admiración hacia el desconocido que se presenta ante otra comunidad, dispuesto a compartir nuevas experiencias de vida.
Evidentemente, esto genera una amplitud de miras, que nos hace conscientes de lo pequeño que es el entorno primario del ser humano.
Pero las nuevas experiencias conllevan (siempre) un “miedo” previo a lo desconocido. Una sensación instintiva y primigenia de peligro, que amenaza nuestra estabilidad emocional. Pero a la vez, un sentimiento de atracción, como cuando un niño siente la necesidad de hacer una travesura, aún sabiendo que corre el riesgo de ser castigado. Pero el ansia de aventuras es más fuerte que cualquier otra cosa. Esto es lo que llamamos “salir de la zona de confort”.
Todos necesitamos imperiosamente salir de nuestra región de comodidad de vez en cuando. Pero ¿Qué pasa con las personas con discapacidad?
El mundo de toda persona con discapacidad se ve involuntariamente limitado por barreras sociales invisibles, que hacen más difícil superar pequeños obstáculos que, para el resto de la sociedad, son meras nimiedades. Así que cuando una persona con discapacidad sale de su zona de confort, es como si cayeran muros invisibles tan altos como rascacielos. Como si la Gran Muralla China se interpusiese ante una persona y sus sueños y, de repente, la derribase a martillazos.
Todo pequeño logro es más grande cuando se consigue con esfuerzo y tesón. Y una autoestima reforzada ante la adversidad, es la primera y principal consecuencia que viajar tiene para las personas con cualquier tipo de discapacidad. Y más aún, si tenemos en cuenta que ampliar nuestros horizontes, supone salir de la rutina diaria, conocer nuevos amigos y aumentar la capacidad de relacionarnos con otros.
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2. Viajar incrementa las habilidades sociales
Como hemos comentado anteriormente, viajar aumenta la capacidad de ponernos en el lugar del otro, lo cual, significa una facilidad para empatizar con las situaciones concretas de otras personas.
Además, el hecho de salir de nuestro círculo más primario, hace que nos veamos en la necesidad de hablar con personas desconocidas y, muchas veces, hacernos entender. Esto que parece algo sin importancia, se convierte en un gran instrumento para mejorar nuestras capacidades comunicativas. Porque quien es capaz de hacer un amigo nuevo en un entorno diferente, e incluso en ocasiones hostil, es capaz de hablar delante del público en general, ya que adquiere recursos y herramientas a la hora de exponerse ante los demás.
Por otra parte, viajar nos proporciona recuerdos y conocimientos de los que podremos hacer uso cuando tengamos que defender una postura, un argumento, o puede que una presentación ante nuestros jefes, o clientes.
Viajar nos hace más sociables y más sociales. Nos enseña a entablar conversaciones y nos da esos “ases en la manga” que todos necesitamos de vez en cuando para vencer la timidez.
Por otra parte, viajar aumenta las capacidades creativas. Hoy en día, existen viajes organizados que se enfocan a obtener una inspiración sobre la que trabajar. Reconocidos chefs, pintores, arquitectos, perfumistas, diseñadores…Todos ellos, utilizan los viajes como estímulo, con el que poder conectar con las musas, haciendo que las nuevas ideas recopiladas durante la experiencia, se conviertan en fuentes de las que beber a la hora de crear nuevos proyectos.
Por último, viajar hace que nuestro cerebro almacene recuerdos y vivencias que aumentan nuestra cultura. Porque si uno visita el Louvre, puede que no recuerde todas sus obras. Pero en la cabeza, quedará un pequeño cuadro pintado en “Sfumato” llamado “La Gioconda”. O quizá un sarcófago egipcio recubierto de oro… Aquellas joyas antiguas, o la momia que se presenta tumbada, dentro de una urna de cristal transparente, a la vista de cada turista ávido de saber.
Por tanto, viajar aumenta también las capacidades cognitivas de todo ser humano.
Sumemos ahora todo esto y llevémoslo al caso que nos ocupa. Las personas con una discapacidad, tanto física como intelectual, en muchas ocasiones, necesitan de un estímulo externo que incremente las habilidades psicosociales, así como la capacidad cognitiva, y la gestión de la vida diaria. Por todo lo que conlleva, viajar nos abre un inmenso abanico de posibilidades a la hora de ejercitar cada uno de estos campos.
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3. «Mens Sana» a golpe de viaje: beneficios para el cerebro
Pongámonos ahora un poco más “científicos”.
La ciencia ha demostrado recientemente, que el cerebro adulto puede crear nuevas conexiones neuronales. Pero, evidentemente, esto es como todo…Si uno quiere tener unos bíceps de acero, la única manera es machacarse en el gimnasio.
Hoy en día, todos conocemos juegos dirigidos a entrenar el cerebro y combatir los estragos de la edad. Por ejemplo, existen videojuegos orientados a ejercitar la memoria. Esto se debe a lo que se conoce como “plasticidad cerebral”, que consiste en la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida, como reacción a la diversidad del entorno.
Según José Manuel Moltó, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología: “Cuando viajas a otro lugar, sobre todo si éste es desconocido para ti, estás obligando a tu cerebro a estar en un continuo proceso de solución de problemas y de superación de desafíos. Viajar requiere, principalmente, aprender y memorizar todo lo extraño hasta que todo resulte normal y conocido. Esto es un desafío para tu cerebro y es como un entrenamiento acelerado. Es importante entrenar y estimular el cerebro porque, con el tiempo, un mayor número de conexiones implica una mayor reserva cognitiva, lo que permite que nuestro cerebro sea más resistente al deterioro de la edad o a los síntomas de las enfermedades neurológicas.”
Por otra parte, viajar implica la ampliación de los límites de nuestro universo personal, de forma que crece la capacidad de relacionar conceptos abstractos, como experiencias o situaciones que, aplicadas a la vida diaria, constituyen la solución a muchos de los problemas con que nos topamos en la rutina cotidiana. En este sentido, en ContigoMas Viajes creamos hace ya tiempo el programa de “Viajes autogestionados”, en el que el usuario con discapacidad participa activamente en todo el proceso de organización y toma dedecisiones que requiere la planificación de un viaje, ya sea de corta o larga distancia, de un mes o de dos días.
Con este programa se busca una mejora en la capacidad de autogestión de la vida diaria del usuario con discapacidad, ya que el viaje y su organización son utilizados como herramienta al servicio de los profesionales de cada entidad en colaboración con la agencia, para dar un paso más en este sentido.
Por ejemplo, se hace hincapié en la gestión de la economía de la que el usuario dispone para cada viaje, en la creación de mapas conceptuales de “qué, cuándo y cómo decido hacer una actividad de ocio en mi viaje”, la creación de documentos adaptados a personas con discapacidad intelectual como una guía de viaje o un diccionario de inglés…
Se trata de “forzar” un poquito la máquina, dentro de lo posible, para que el usuario con discapacidad consiga lograr sus propios objetivos y llegar por sí mismo a conclusiones y lugares a los que, de otra manera, le sería difícil llegar.
En resumen, el objetivo es poner todas las herramientas a nuestro alcance (sobre todo nuestro capital humano) para entrenar el cerebro de las personas con discapacidad, con el fin de sortear cualquier obstáculo que encontremos en el camino. El viaje es la excusa. El proceso del mismo es lo realmente importante.
Porque viajar tiene tres fases:
- La de antes: planificación,
- la de durante: disfrute del viaje y creación de recuerdos,
- la de después: aprovechamiento de los recursos obtenidos.
Por tanto, ante todos estos argumentos, no queda otra opción que concluir que si viajar aumenta la autoestima, las habilidades sociales y tiene unos claros beneficios directos sobre la salud…Viajar es la llave que abre la puerta de lo que todo ser humano ansía: La felicidad.
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