Vivimos en una época en la que estamos saturados de estímulos que nos impiden mantener la atención sobre algo. Cada vez es más común estar viendo una película mientras leemos las noticias en el ordenador y chateamos a la vez a través del teléfono móvil. Ciertamente, estamos acostumbrados a realizar varias tareas al mismo tiempo, pero ¿realmente prestamos la atención necesaria a lo que hacemos? ¿Cómo sabemos cuando estamos ante problemas de atención? ¿Se puede trabajar la atención?
¿Qué es la atención?
La atención es la capacidad cognitiva de generar, dirigir y mantener un estado de activación adecuado para el procesamiento correcto de la información.
Tipos de atención
Dentro de la atención se distinguen tres procesos o tipos distintos:
- En primer lugar, la atención sostenida. Es la capacidad de mantener de manera fluida el foco de atención en una tarea o evento durante un periodo de tiempo prolongado.
- La atención selectiva es la capacidad para dirigir la atención. También, es la que permite centrarse en algo sin dejar que otros estímulos, bien externos o internos, interrumpan la tarea.
- Por último, la atención alternante. Que es la capacidad de cambiar nuestro foco de atención de una tarea o norma interna a otra de manera fluida.
Problemas de atención:
Las dificultades más comunes que sufren las personas con dificultades de atención son:
- La facilidad de distracción y la falta de atención en los detalles.
- Dificultad para seguir instrucciones y finalizar sus tareas.
- Suelen cometer errores por descuido.
- Evita tarea que requieren un esfuerzo mental sostenido.
Por ejemplo, cuando pasamos continuamente de un estímulo a otro y no somos capaces de focalizar la atención en alguno estamos ante un problema de atención. Además, esto influirá decisivamente en los procesos de memorización, ya que si no prestamos la suficiente atención a un estímulo, no seremos capaces de procesarlo y retenerlo en la memoria.