Las dos principales enfermedades mentales donde se observa deterioro cognitivo son:
Esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno mental, un trastorno complejo de la personalidad que produce distorsiones en el pensamiento, en la conducta y en la percepción de la realidad.
Sus síntomas pueden dividirse en dos categorías:
Positivos (conllevan un exceso o distorsión de las funciones normales): distorsiones o exageraciones del pensamiento inferencias (ideas delirantes), la percepción (alucinaciones), el lenguaje y la comunicación (lenguaje desorganizado) y la organización comportamental (comportamiento gravemente desorganizado o catatónico).
Negativos (reflejan una disminución o pérdida de las funciones normales): restricciones del ámbito y la intensidad de la expresión emocional (aplanamiento afectivo), de la fluidez y la productividad del pensamiento y el lenguaje (alogia) y del inicio del comportamiento dirigido a un objetivo (abulia).
El perfil de deterioro cognitivo puede ser muy diverso, pero destacan fundamentalmente los déficits en atención, fluidez verbal, memoria de trabajo y funciones ejecutivas. También la cognición social se ve gravemente alterada, presentando alteraciones fundamentalmente en la percepción emocional, la resolución de conflictos y la ejecución de soluciones.
Trastorno bipolar
Se caracteriza por fluctuaciones en el estado de ánimo, destacando en un extremo la manía y en el otro, la depresión. Dependiendo del número de episodios y de la intensidad de los mismos, este trastorno tiene varios tipos.
Los síntomas de la fase maníaca son distracción frecuente, poca necesidad de sueño, deficiente capacidad de discernimiento, control inadecuado del temperamento, comportamientos imprudentes y falta de autocontrol, compromiso exagerado en actividades, agitación o irritación exageradas.
Los síntomas de la fase depresiva son tristeza o estado de ánimo bajo diariamente, dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones, problemas en la alimentación, fatiga o desgana, sentimiento de minusvalía, desesperanza o culpa, pérdida de interés en actividades anteriormente placenteras, pérdida de la autoestima, pensamientos de muerte y suicidio, dificultad para conciliar el sueño o dormir demasiado, alejamiento de amigos y familia o de actividades que solía disfrutar.
No en todos los casos existen déficits cognitivos, pero en los casos en los que sí están presentes, se evidencian desde el primer episodio de la enfermedad, empeoran ante la reiteración de los episodios y son significativos en comparación con lo observado en individuos sanos. Las principales áreas afectadas en pacientes bipolares en remisión son la atención y concentración, el aprendizaje verbal, la memoria y el funcionamiento ejecutivo (el pensamiento abstracto y la resolución de problemas). Concretamente durante los episodios maníacos, se observa además impulsividad y disminución de la inhibición.