Cerebro y conducta parece ser el sucesor del famoso dualismo cartesiano “cuerpo-alma”, donde el cerebro es el componente físico o biológico y la conducta el aspecto mental o psicológico.
A pesar de su antiguo origen, la dicotomía “cuerpo-mente”no termina de resolverse en la actualidad. Se sigue trazando una línea entre ambos conceptos, como si fueran aspectos independientes y alejados entre sí.
Sin embargo, estudiar estos elementos de forma separada acaba suponiendo un obstáculo para el avance científico, ya que cerebro y conducta están interrelacionados de forma más compleja de lo que se puede imaginar.
¿Por qué nos comportamos de determinada manera? ¿Es el cerebro el que está detrás de nuestros actos?
Trata de contestar a la siguiente pregunta: ¿Cuál es el objetivo final de nuestro cerebro?
Muchas personas responderán: “percibir”, “pensar”, “razonar”o “aprender”. Y es cierto que el cerebro desarrolla dichas tareas, no obstante, todas ellas sirven como base de una función final: dirigir la conducta. Por ejemplo, a través de nuestra percepción podemos saber qué ocurre en nuestro entorno y así desencadenar conductas más útiles y adaptativas.
De esta forma, el objetivo es relacionar determinados sucesos cerebrales con ciertas conductas. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Por ejemplo, un mismo comportamiento puede desencadenarse por mecanismos fisiológicos distintos: puedes beber una cerveza porque tengas sed o bien, porque te sientas estresado y quieras aprovechar su poder embriagante.
¿Somos nuestro cerebro?
Ahora, trata de responder a la siguiente pregunta: si pudieran trasplantar a tu cuerpo el cerebro de Albert Einstein, ¿podrías pensar y hablar como él? ¿te comportarías exactamente igual que él? ¿hubieras obtenido el Premio Nobel de Física? ¿y si te trasplantaran el cerebro de Amadeus Mozart? ¿hubieras producido las mismas obras que él?
Lo primero que tendemos a pensar es que, si tenemos el cerebro de un genio, seremos el genio, ya que concebimos al cerebro como el causante de la conducta. No obstante, la cosa se complica si decidimos ir más allá.
Aspectos que influyen en la relación entre cerebro y conducta
No debemos olvidar que el cerebro es un órgano flexible y cambiante, que evoluciona a lo largo de la vida y se adapta a las particularidades de cada entorno. Así, la relación entre cerebro y conducta se ve modulada por diferentes aspectos.
El ambiente
El entorno que nos rodea influye en el cerebro y la conducta. Por ejemplo, el ambiente modula el desarrollo de diferentes habilidades. De esta forma, la adquisición del lenguaje puede variar en un niño que proviene de un entorno rural y en otro que proviene de uno urbano (por ser diferente la estimulación verbal que cada uno recibe).
Otro ejemplo es el de los ambientes enriquecidos. Está demostrado científicamente que se establece un mayor número de conexiones sinápticas en individuos que se encuentran en entornos enriquecidos (que brindan más posibilidades de acción, permiten mayor aprendizaje y estimulan los sentidos) que en ambientes empobrecidos.
Factores del entorno
Por otro lado, existen factores del entorno que pueden modificar el desarrollo del sistema nervioso. Un ejemplo es la desnutrición temprana.
Por tanto, se demuestra que nuestro cerebro puede experimentar cambios debido al ambiente en el que nos desenvolvemos, y, por tanto, influir en las futuras conductas.
Aspectos socioculturales e históricos
Siguiendo el ejemplo anterior del trasplante cerebral, posiblemente nuestras conductas hubieran sido muy diferentes a las de los genios en su época. Enseguida nos hubiéramos adaptado a nuestro contexto sociocultural e histórico, indudablemente distinto que el de Einstein y Mozart.
La filogenia
En nuestro cerebro albergamos una herencia filogenética, es decir, una herencia de la especie. Así, en el cerebro humano puede diferenciarse una capa profunda o reptiliana (la capa más antigua filogenéticamente), una intermedia o límbica, y una externa o neocórtex (la que diferencia a los humanos del resto de los animales). Así, a medida que evolucionamos como especie, el cerebro va experimentando cambios para enfrentar las demandas del entorno.
La genética
La expresión genética va a dirigir cómo y cuándo se van a ir desarrollando las distintas partes de nuestro cerebro según la herencia familiar. Dentro de cierto rango, puede establecer variaciones como diferente sensibilidad a las recompensas, distintas probabilidades de emitir conductas, etc. Por otra parte, si se da alguna mutación en los genes implicados, el proceso variará pudiendo ocasionar diversos trastornos.
La ontogenia
Se refiere a nuestro desarrollo como individuo y a lo aprendido a lo largo de la vida. Nuestro comportamiento actual está condicionado por experiencias pasadas. Éstas quedan almacenadas en nuestra memoria y sirven como guía para emitir ciertas conductas y no otras. Un ejemplo es que, si hemos experimentado placer con una actividad en el pasado, tendamos a repetirla.
Daño cerebral
Otro aspecto que reafirma la relación cerebro y conducta son los cambios de comportamiento observados tras una lesión cerebral. De hecho, las neurociencias se encargan de buscar vínculos entre estructuras cerebrales determinadas y ciertas conductas, principalmente a través de la observación de individuos con daño cerebral. Así, se realizan técnicas de neuroimagen para determinar la localización de la lesión y se examina el perfil neuropsicológico del individuo. Si el patrón se repite en un gran número de pacientes distintos, puede decirse que cierta área cerebral se relaciona con la función dañada.
Conclusiones de la relación entre cerebro y conducta
En definitiva, todo esto nos indica que existe una relación compleja e interdependiente entre cerebro y conducta. El cerebro recibe información e influencias externas e internas que permiten desencadenar las conductas más apropiadas en cada momento. Además, nuestro comportamiento conlleva consecuencias en el ambiente, que pueden experimentarse como positivas o negativas para nosotros. Dichas consecuencias nos hacen aprender y modifican la probabilidad de que esa conducta se repita o no. El aprendizaje alcanzado termina produciendo cambios a nivel cerebral, en concreto, en las conexiones sinápticas de nuestro cerebro.
Referencias
Carlson, N.R. (2006). Fisiología de la conducta 8ª Ed. Madrid: Pearson. pp: 2-3.
Matute, E. y Roselli, M. (2010). Neuropsicología infantil: historia, conceptos y objetivos. En S. Viveros Fuentes. (Ed.), Neuropsicología del Desarrollo Infantil (pp. 3). México: El manual moderno.
Tamayo, J. (2009). La relación cerebro-conducta ¿hacia una nueva dualidad? Revista Internacional de Psicología y Terapia Psicológica, 9(2), 285-293.
Pedro Matute
Genial el artículo. Muy interesante tanto el post como el blog.
Yo me pregunto si los cambios que el entorno produce en nuestro cerebro pueden tener su expresión en una transmisión genética de los mismos a nuestros descendientes.
Un saludo
NeuronUP
Hola Pedro,
¡Muchas gracias por tu comentario! 🙂
¡Un saludo!
Ivonne Crispin
Hola Pedro,
en relación a lo que preguntas sobre si los cambios que se producen en nuestro cerebro por el entorno, pueden ser transmitidos a los descendientes, decirte que hay estudios que muestran que existe esa posibilidad y otras cuestiones que estarían or demostrar. Ahí entra el concepto de epigenética, que no es más que la influencia del entorno en la expresión, activación o inactivación de determinados genes, para bien y para mal. Hay investigaciones que hablan de la repercusión que tiene el estilo de alimentación en las generaciones futuras y como épocas de hambruna que vivieron nuestros abuelos, han repercutido en el mecanismo cerebral que controla el equilibrio de la ingesta y que «ordena» a nuestro cuerpo a almacenar grasa, incluso esta influencia se ha visto en nietos. Hay situaciones de nuestra vida que si ocurre antes de que tengamos descendencia pueden influir en el desarrollo cerebral de nuestros hijos, entiéndase el consumo de drogas, alcohol, exposición a tóxicos, etc. Ahora lo que no se ha demostrado aún es si el hecho de que aprendizajes cognitivos de los padres, por ejemplo, estudiar idiomas, determinadas carreras, adquirir habilidades en relación a una actividad entrenada como aprender a tocar un instrumento musical, hará que nuestros hijos hereden esas habilidades… lo que vemos es que las habilidades que desarrollamos suelen tener un basamento neura que nos las facilita más el estímulo del entorno y puede que nuestros hijos hereden esa predisposición y si a ello se le agrega la estimulación de las misma y la transmisión de nuestras experiencias al relacionarnos, por supuesto que parecerá que las han heredado, pero por el momento al menos yo no he encontrado artículo científico en relación a la heredabilidad de habilidades entrenadas. Espero no te haya liado mucho ;-))
NeuronUP
Muy interesante lo que comentas Ivonne, muchas gracias por tu aportación 😊
grisel m
muy bueno facil de entender ,me fue muy util contiene la informacion que estaba buscando para una clase de manejo del comportamiento
NeuronUP
Hola Grisel,
¡Nos alegra que te haya resultado útil la información!
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Lidia Padilla Rodriguez
excelente guia de estudio y muchas gracias
NeuronUP
¡Muchas gracias Lidia!
Julia
Hola, estoy en la universidad y tengo una duda a cerca de un trabajo que nos plantean sobre la correlación cerebro-conducta y el conocimiento de cómo funciona el cerebro a nivel biológico y
a través de neuroimagenes. la cuestión seria la siguiente: ¿Qué novedades aporta al ámbito de la intervención psicoeducativa? solicito ayuda e información a cerca de lo anteriormente comentado.
NeuronUP
Hola Julia,
Te remito a información sobre neuroeducación:
Todos los descubrimientos actuales sobre el funcionamiento del cerebro y su relación directa con la conducta y el aprendizaje han derivado en la constatación de la importancia de la neuroeducación. Esta se enfoca en mejorar las estrategias del desarrollo educativo y los procesos de enseñanza estableciendo un puente entre la neuropsicología y las disciplinas que engloban a la educación para mejorar el proceso psicoeducativo. Te recomendamos que investigues sobre dicha disciplina para resolver tus dudas.
Un saludo 😊
katerine
cual es la participación de la medula espinal en la conducta humana ? me gustaría saber
José Manuel Cruz Ortiz (Yuke)
Buenas tardes,
estoy investigando o tratando de dilucidar que diferencia hya entre los «comprotamientos naturales» y las «metodologías».
Me refiero en al acto de proyectar o diseñar ante un obstáculo o problema como punto de partida. Lo que ocurre desde un contacto con un problema y el camino interno de pasos a considerar suecesivamente para llegar a un solución, díagase observaciones o atenciones: contacto, experiencia in situ, fenomenologías en el entorno, problema , identificación del problema, estado de la cuestión, concepto referente, busqueda de información, conceptualización, revisión del legado humano, ….¿ Reconocer estos pasos no se refiere a metodología sino a respuesta que surgen de nuestra profundidad en el proceso nautral?
Roman Martinez
Mi interes personal va mas alla sobre el cerebro y la conducta, es el cerebro y el yo persona. Pienso que el cerebro en si tiene multiples funciones y es igual para todos que claro es diferente de acuerdo al entorno. Pero aqui lo importante es como se define e identifica el yo persona fisico o religiosamente el yo alma y si son entes totalmente separados que se pueden identificar claramente en nuestro cerebro.
Luis Manteiga Pousa
Interesante artículo. El cerebro. tan misterioso, todavía, a pesar de lo mucho que ya sabemos de el, y tan poderoso, capaz de hacer mucho bien y mucho mal. Con esa asombrosa capacidad para pensar sobre si mismo como si fuese algo ajeno, su autodebatir y contradecirse, incluso que nos engañe, esa capacidad para producir ideologías y creencias tan diversas, ese pensar sobre su propia finitud, con la muerte, y también plantear la hipótesis de otras vidas y/o realidades, su neuroplasticidad…En definitiva, que es impresionante lo mucho que da de si.