Los reputados especialistas Javier Tirapu, Patricia Cordero-Andrés, Pilar Luna-Lario y Pilar Hernáez-Goñi analizan el modelo de funciones ejecutivas basado en análisis factoriales en población infantil y escolar en la revista de neurología.
Introducción
Desde que Lezak acuñara el término de funciones ejecutivas como las capacidades mentales esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz, creativa y aceptada socialmente, éstas han adquirido progresivo protagonismo en la investigación neuropsicológica.
Diversos modelos han sido planteados para explicar su naturaleza, pero no existe consenso respecto a si nos encontramos ante un constructo unitario o un sistema de procesamiento multimodal con componentes independientes, pero interconectados.
Para conocer la estructura de este constructo se han utilizado estudios de lesión, neuroimagen y, recientemente, el análisis factorial, que se plantea como una metodología prometedora para ampliar nuestro conocimiento sobre un concepto tan genérico como las funciones ejecutivas.
Desarrollo
El propósito de este estudio es realizar una revisión sistemática de modelos factoriales de atención y control ejecutivo en adultos, entre los años 1991-2016, utilizando las bases de datos PubMed, OvidSP y PsycINFO.
En total, se revisaron 33 artículos.
A partir de la bibliografía, se realiza una propuesta integradora de los procesos ejecutivos.
Conclusiones
Aunque no disponemos de un único modelo que pueda explicar la complejidad de las funciones ejecutivas, sí parece existir acuerdo respecto a su multidimensionalidad. En análisis factoriales, actualización, inhibición y alternancia gozan de fuerte evidencia, si bien hay trabajos que plantean factores novedosos.
Nuestra propuesta integradora trata de combinar los procesos ejecutivos hallados en la bibliografía con sus correspondientes correlatos neuroanatómicos, defendiendo que la metodología ideal debería utilizar información procedente de estudios de lesión, técnicas de neuroimagen y modelos psicométricos-computacionales.
Introducción del Modelo de funciones ejecutivas basado en análisis factoriales
Las funciones ejecutivas se han definido como procesos que asocian ideas, movimientos y acciones, y los orientan a la resolución de problemas, pero Muriel Lezak utiliza el término por primera vez en 1982 refiriéndose a capacidades mentales esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz, creativa y aceptada socialmente, con cuatro componentes:
- formulación de metas: capacidad de generar y seleccionar estados deseables en el futuro;
- planificación: selección de acciones, elementos y secuencias necesarios para alcanzar un objetivo;
- desarrollo: habilidad para iniciar, detener, mantener y cambiar entre acciones planificadas;
- ejecución: capacidad para monitorizar y corregir actividades.
La alteración de estas capacidades puede comportar problemas de iniciación, modificación, control o interrupción de la acción, y derivar en una disminución de conducta espontánea y un aumento de perseveración e impulsividad.
Las funciones ejecutivas se consideran un conjunto de habilidades implicadas en la generación, supervisión, regulación, ejecución y reajuste de conductas adecuadas para alcanzar objetivos complejos, especialmente los novedosos para el individuo y que precisan una solución creativa .
En este sentido, en nuestra vida cotidiana afrontamos situaciones para las que no tenemos un plan de acción predeterminado, por lo que no resulta exagerada la afirmación de Lezak cuando sostiene que las funciones ejecutivas son el eje central que guía las conductas adaptativas y socialmente aceptadas y aceptables.
Es destacado el papel que han tenido en la investigación neuropsicológica, y son múltiples los modelos que intentan clarificar los procesos implicados en las funciones ejecutivas y su relación con diferentes regiones cerebrales, preferentemente de la corteza prefrontal.
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La naturaleza de las funciones ejecutivas
En el contexto de la diversidad funcional de la corteza frontal se enmarca uno de los debates cruciales sobre la naturaleza de las funciones ejecutivas: si constituyen un constructo unitario o un sistema multimodal de procesamiento múltiple con distintos componentes independientes, aunque interrelacionados.
La visión de las funciones ejecutivas como un sistema inespecífico y adaptable asume que no existen, a priori, regiones especializadas en funciones particulares, sino que distintas áreas de la corteza prefrontal responden coordinadamente cuando el sistema debe resolver nuevos retos.
Así, las funciones ejecutivas se solapan con el concepto de inteligencia fluida o la capacidad para adaptar de manera óptima nuestros recursos cognitivos en función de las demandas cambiantes del entorno. Los modelos actuales tienden a inclinarse hacia la segunda hipótesis [2,3], si bien aún existe controversia respecto a si son mecanismos unitarios funcionalmente inespecíficos, pero altamente adaptables, o procesos relativamente modulares jerarquizados y especializados [4,5]. En este trabajo asumimos la idea de que las funciones ejecutivas no pueden ser entendidas como un constructo unitario, sino como un conjunto de procesos múltiples con distintos componentes independientes, pero con íntimas relaciones entre sí.
No obstante, somos conscientes de que este planteamiento crea un problema epistemológico si consideramos que el cerebro es un sistema de alta complejidad (posee elementos especializados y sus conexiones no se deben al azar) con propiedades emergentes (los procesos más complejos no se pueden explicar por la simple suma de los procesos de nivel inferior) y cuya principal función es hacer predicciones para actuar de manera flexible en entornos cambiantes para lograr la adaptación, la supervivencia y la calidad de dicha supervivencia.
Planteamiento del emergentismo de Searle
El planteamiento del emergentismo de Searle, aplicado a este tema, llevaría a cuestionarnos que las funciones ejecutivas, concebidas como la ‘suma de un conjunto de procesos de nivel inferior’, pueden caer en el error de que las denominadas funciones ejecutivas sean una realidad con propiedades emergentes que surgen de la suma de los procesos de nivel inferior, pero que no pueden explicarse por la simple suma de ellos, sino que al unirlos emergen nuevos procesos.
Análisis factorial del Modelo de funciones ejecutivas basado en análisis factoriales
En los últimos años se ha empleado el análisis factorial para identificar los componentes del funcionamiento ejecutivo, al considerarse una herramienta útil que permite conocer la estructura de los procesos cognitivos que subyacen al rendimiento observado en la ejecución de pruebas consideradas ‘ejecutivas’.
No obstante, a pesar de esta utilidad prometedora, no está exento de limitaciones que reducen el poder de generalización de las conclusiones: la heterogeneidad en las muestras de población y pruebas de evaluación neuropsicológica hace difícil la comparación de resultados entre trabajos o la idea de que hallar bajas correlaciones entre pruebas no necesariamente es reflejo de independencia de los procesos subyacentes, sino que podría deberse a los diferentes conceptos de funciones ejecutivas planteados por diversos autores.
El propósito de este trabajo es realizar una revisión exhaustiva de los modelos factoriales planteados en la bibliografía, para concluir con una propuesta de factores implicados en el funcionamiento ejecutivo. Pretendemos aportar un modelo basado en procesos que ayude a clarificar aspectos terminológicos y conceptuales, tomando como idea inicial la existencia de un consenso general que asume que son varios los procesos implicados bajo ese ‘paraguas conceptual’ denominado funciones ejecutivas.
Por tanto, nuestra propuesta pretende ser un ‘punto de partida’ para iniciar el camino que conduzca a un modelo de funciones ejecutivas basado en procesos cognitivos con la repercusión que conllevaría para establecer protocolos de evaluación capaces de ‘captar’ los aspectos diferenciadores en diferentes sujetos ‘disejecutivos’ y las implicaciones que, a su vez, tendría para establecer programas de rehabilitación más eficaces.
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