Los trastornos del neurodesarrollo afectan entre el 5% y el 10% de la población, con un comienzo típico en la infancia y antes de la pubertad, periodo en cual el cerebro está en pleno desarrollo.
Cualquier factor que altere el complejo proceso de desarrollo encefálico, puede ocasionar que el individuo no manifieste un desarrollo neurológico típico.
En un importante porcentaje de los casos, las manifestaciones del trastorno se mantienen a lo largo de la vida del sujeto. Aunque, las investigaciones más recientes apuntan a que hay razones para el optimismo en relación al tratamiento de algunos trastornos del neurodesarrollo en la edad adulta.
¿Qué son los trastornos del neurodesarrollo?
Los trastornos del neurodesarrollo son “un grupo de condiciones heterogéneas que se caracterizan por un retraso o alteración en la adquisición de habilidades en una variedad de dominios del desarrollo incluidos el motor, el social, el lenguaje y la cognición” (Thapar, Cooper y Rutter, 2016).
La gran diversidad existente dentro de los trastornos del neurodesarrollo se refleja en el hecho de que algunos afectados manifiestan déficits puntuales que no les impiden tener una vida independiente y plena. Por ejemplo, dificultades para mantener la atención centrada.
Otros, sin embargo, necesitarán apoyo durante toda su vida para poder sobrevivir, debido a que no llegan a desarrollar aquellas habilidades básicas necesarias para una existencia independiente. Tal como, la habilidad para andar o alimentarse por sí mismos.
¿Qué causa un trastorno del neurodesarrollo?
Diversos factores pueden afectar el normal desarrollo del cerebro, aunque en muchos casos la etiología es desconocida. Las causas pueden clasificase en:
- Congénitas, por ejemplo, mutaciones genéticas o trastornos metabólicos.
- Prenatales, como deficiencias nutricionales o infecciones maternas.
- Perinatales, por ejemplo, las derivadas de complicaciones durante el parto, especialmente la falta de oxígeno (hipoxia).
- Postnatales, que hacen referencia a factores como traumatismos craneoencefálicos, infecciones como la meningitis o la exposición a tóxicos ambientales después del parto.
Tipos de trastornos del neurodesarrollo
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta edición (DSM-5) incluye dentro los trastornos del neurodesarrollo los siguientes:
Discapacidad intelectual
La discapacidad intelectual se caracteriza por la afectación general de los procesos cognitivos a grado tal, que impide al individuo alcanzar las habilidades necesarias para realizar las tareas que se esperan para su edad. Por ejemplo, un adecuado dominio del lenguaje o de las funciones ejecutivas.
Trastorno del espectro del autismo (TEA)
El TEA se manifiesta en dificultades para establecer una comunicación social efectiva, patrones de comportamiento repetitivos e intereses muy restringidos.
Trastorno de atención con hiperactividad (TDAH)
Con una prevalencia estimada por algunos estudios del 3% al 7% en edades infantiles y de 4, 4% en adultos en edad laboral (Michielsen et al,2012), el trastorno de atención con hiperactividad se manifiesta en dificultades para el mantenimiento de la atención y/o comportamiento hiperactivo e impulsivo.
Otros trastornos del neurodesarrollo incluidos en el DSM-5:
- Trastornos específicos del aprendizaje
- Trastorno de la comunicación
- Retraso global del desarrollo
- Discapacidad intelectual no especificada
Es importante tener en cuenta que en una misma persona puede manifestarse más de un trastorno del neurodesarrollo. Por ejemplo, dentro del TEA es elevada la prevalencia de TDAH y también de discapacidad intelectual.
Tratamientos de los trastornos del neurodesarrollo
El tratamiento de los trastornos del neurodesarrollo dependerá en buena medida del tipo de trastorno y los síntomas predominantes en cada caso.
Esencialmente pueden dividirse en terapias farmacológicas y terapias no farmacológicas, siendo estas últimas las que cuentan con mayor número de opciones en la actualidad.
Dentro de las terapias no farmacológicas se incluyen intervenciones conductuales, apoyo psicosocial y rehabilitación neuropsicológica, entre otras opciones que estimulan las habilidades que el niño o niña no ha desarrollado adecuadamente. Además de ofrecer los apoyos necesarios para vivir una existencia plena de significado.