Ilse Andrea Carranza Ramírez, psicóloga clínica especializada en TEA, explora cómo las personas con TEA experimentan y procesan las emociones, las dificultades que enfrentan y las posibles intervenciones para mejorar estas habilidades.
Qué es el trastorno del espectro autista (TEA)
El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta principalmente la comunicación social y los comportamientos repetitivos.
Sin embargo, uno de los aspectos menos comprendidos es el procesamiento emocional. Las personas con TEA presentan desafíos significativos para identificar, comprender y regular sus emociones, lo cual impacta en su vida diaria y en las relaciones sociales.
Procesamiento emocional en TEA
Este implica una serie de habilidades clave, como el reconocimiento, la comprensión, la expresión y la regulación de las emociones. En personas con TEA, estas habilidades suelen estar alteradas, lo que contribuye a dificultades en las interacciones sociales.
Por ejemplo, investigaciones han mostrado que los niños con TEA tienen problemas para identificar las emociones en los demás, particularmente emociones complejas como el miedo o la sorpresa (Bal et al., 2010). Estas dificultades pueden deberse a diferencias en la percepción de expresiones faciales y tonos de voz, que son elementos esenciales en la comunicación emocional.
De igual forma, el reconocimiento de emociones es una habilidad fundamental para la interacción social, y se refiere a la capacidad de identificar emociones en los demás a través de señales no verbales, como las expresiones faciales y el lenguaje corporal. En el caso de los niños con TEA, esta habilidad suele estar comprometida. Las investigaciones sugieren que tienden a enfocarse en detalles irrelevantes de las expresiones faciales en lugar de en los elementos más informativos, como los ojos o la boca (Losh y Capps, 2006). Esta dificultad para interpretar correctamente las emociones ajenas puede dificultar el establecimiento de relaciones sociales y generar malentendidos en la comunicación interpersonal.
Además de las dificultades para reconocer emociones, los niños con TEA a menudo presentan problemas para comprender las emociones, tanto en sí mismos como en los demás. Aunque experimentan emociones, es común que tengan dificultades para identificar qué emoción están sintiendo y por qué. Esto puede llevar a una sobrecarga emocional, ya que, al no comprender sus propias emociones, no logran regularlas de manera adecuada, lo que puede generar frustración y ansiedad (Mazefsky et al., 2013).
Para ilustrar estos conceptos con ejemplos de la vida diaria, imaginemos a un niño con TEA en una situación escolar común. Durante el recreo, un compañero se acerca con una expresión de sorpresa para mostrarle un truco de magia. El niño con TEA, al tener dificultades para interpretar las expresiones faciales, podría no captar la emoción de sorpresa en el rostro de su compañero y, en su lugar, fijarse en detalles como un gesto pequeño en las manos. Esta falta de respuesta emocional apropiada podría hacer que el otro niño se sienta ignorado o incomprendido, afectando así el desarrollo de una amistad potencial.
Otro ejemplo cotidiano puede ocurrir en casa, cuando un padre llega visiblemente frustrado después de un largo día de trabajo. Un niño con TEA podría no reconocer el tono de voz o la postura corporal que indica que el adulto está molesto. En lugar de ofrecer consuelo o mostrar empatía, el niño podría hacer una pregunta irrelevante o simplemente continuar con su actividad, lo que podría ser percibido por el padre como insensibilidad o falta de interés.
Estas dificultades para reconocer y responder a las emociones ajenas pueden hacer que las interacciones sociales se tornen complicadas y confusas tanto para el niño con TEA como para quienes lo rodean.
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Regulación emocional en TEA
La regulación emocional es la capacidad para gestionar y controlar las respuestas emocionales en situaciones diversas. En los niños con TEA, la regulación emocional es una de las áreas más desafiantes, ya que suelen experimentar emociones de manera muy intensa pero tienen dificultades para expresarlas de manera adecuada. La falta de estrategias efectivas para regular sus emociones puede llevar a comportamientos desafiantes, como las rabietas, los estallidos emocionales o la evitación de situaciones sociales.
Las habilidades emocionales son esenciales para el bienestar general y la calidad de vida, y en el caso de los niños con TEA, estas habilidades tienden a estar limitadas. El déficit en la comprensión emocional no significa que los niños con TEA no sientan emociones, sino que tienen dificultades para procesarlas de manera adecuada. Como resultado, es común que estos niños experimenten emociones intensas, pero no logren comunicarlas o gestionarlas de manera efectiva (Scarpa et al., 2013).
El hecho de que los niños con TEA tengan dificultades para reconocer y comprender emociones ajenas afecta directamente su capacidad para responder de manera adecuada en situaciones sociales. Esto limita el desarrollo de relaciones interpersonales saludables y puede contribuir a sentimientos de aislamiento social. Las dificultades para comprender las emociones de los demás también pueden llevar a malinterpretaciones o reacciones inapropiadas ante situaciones sociales.
Intervenciones para mejorar el procesamiento emocional en TEA
Afortunadamente, existen intervenciones efectivas para mejorar las habilidades emocionales en personas con TEA. Estas intervenciones se centran en fortalecer la capacidad para identificar, comprender y expresar emociones. Algunas de las estrategias más utilizadas son:
Modelado y enseñanza explícita de emociones
Una técnica efectiva es enseñar explícitamente a los niños a identificar y nombrar emociones a través de juegos o actividades guiadas. Esto les ayuda a comprender mejor cómo se sienten en determinadas situaciones y cómo pueden responder de manera adecuada.
Uso de ayudas visuales
Las tarjetas de emociones o los diagramas que muestran diferentes estados emocionales pueden ser herramientas útiles para enseñar a los niños a reconocer las emociones en los demás. Estas ayudas visuales son particularmente efectivas en niños con TEA, ya que les brindan una referencia concreta y visual para entender el lenguaje emocional.
Historias sociales
Esta es otra herramienta útil para enseñar habilidades emocionales a los niños con TEA. Estas historias les permiten aprender cómo se sienten las personas en situaciones específicas y cuál sería una respuesta emocional adecuada.
Terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual (TCC) y terapias de tercera generación como la terapia dialéctico conductual, es ampliamente utilizada en personas con TEA para enseñarles a reconocer sus emociones y aprender estrategias para regularlas. Esta intervención ha demostrado ser eficaz para reducir comportamientos desafiantes y mejorar la capacidad de regulación emocional (Scarpa et al., 2013).
Mindfulness
El entrenamiento en mindfulness se ha mostrado efectivo para mejorar la regulación emocional y reducir la ansiedad en personas con TEA. Esta técnica enseña a los niños a tomar conciencia de sus emociones sin juzgarlas, lo que facilita una mejor gestión emocional.
Conclusión
El procesamiento emocional en personas con TEA presenta retos importantes que pueden impactar su bienestar emocional y social. No obstante, con el uso de intervenciones adecuadas, como el modelado de emociones, las ayudas visuales, la terapia cognitivo-conductual y el mindfulness, es posible mejorar significativamente estas habilidades. El apoyo continuo de cuidadores y educadores, junto con un entorno estructurado, es clave para fomentar el desarrollo emocional y mejorar la calidad de vida de las personas con TEA.
Bibliografía
- American Psychiatric Association. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). American Psychiatric Publishing.
- Bal, E., Harden, E., Lamb, D., Van Hecke, A. V., Denver, J. W., & Porges, S. W. (2010). Reconocimiento emocional en niños con trastornos del espectro autista: Relaciones con la mirada ocular y el estado autonómico. Revista de Trastornos del Autismo y del Desarrollo, 40(3), 358-370.
- Losh, M., & Capps, L. (2006). Comprensión de la experiencia emocional en el autismo: Perspectivas desde los relatos personales de niños con autismo de alto funcionamiento. Psicología del Desarrollo, 42(5), 809-818.
- Mazefsky, C. A., Herrington, J., Siegel, M., Scarpa, A., Maddox, B. B., Scahill, L., & White, S. W. (2013). El papel de la regulación emocional en el trastorno del espectro autista. Revista de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, 52(7), 679-688.
- Scarpa, A., White, S. W., & Attwood, T. (2013). Terapia cognitivo-conductual para individuos con trastorno del espectro autista. Guilford Press.