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Estrés, perspectiva fisiológica

El estrés presentado desde una perspectiva fisiológica. Persona con estrés, cerebro.

El especialista Pablo Arrondo habla en este artículo el estrés desde una perspectiva fisiológica. En concreto, explica el sistema de defensa para enfrentarse a estímulos aversivos, en el que se dan respuestas fisiológicas que producen cambios en los mecanismos neuronales.

Hipotálamo, depresión, receptores de glucocorticoides, cortisol, corticosterona, adrenales

A lo largo de la evolución, los animales han desarrollado un sistema de defensa para hacer frente a estímulos aversivos, en el que se dan una serie de respuestas fisiológicas que producen cambios en los mecanismos neuronales y endocrinos que permiten al organismo mantenerse en homeostasis (McEwen, 2008).

Se producen dos mecanismos fisiológicos principalmente:

Más tarde, el cortisol producido en el córtex adrenal retroalimenta negativamente el sistema inhibiendo el hipotálamo y la hipófisis al unirse a los glucoreceptores presentes en el cerebro (McEwen, Weiss, & Schwartz, 1968).

Los glucocorticoides (cortisol o corticosterona) también se unen a los receptores de mineralocorticoides (MR) que están más presentes en las estructuras límbicas del cerebro que los GR. Estos últimos están más presentes en otras zonas del sistema nervioso central (Chao, Choo & McEwen, 1989; Van Eekelen, Jiang, De Kloet., & Bohn, 1988).

Los MR tienen mucha más capacidad de unión con la corticosterona o cortisol, aproximadamente 10 veces superior a la que tienen los GR (Reul & De Kloet, 1987). Por eso en estado normal, los primeros ya están activados, y cuando es liberada una gran cantidad de cortisol, este ya activa los GR que se encargan de inhibir la síntesis de CHR y ACTH.

El sistema vuelve al estado basal, preparado para otra situación de estrés. Cuando los estímulos estresantes se prolongan en el tiempo el sistema de feedback negativo deja de funcionar de manera adecuada y puede desencadenar un desorden físico o psicológico (Jimenez, Gutierrez, Dominguez & Contreras,  2008).

El estrés y la depresión mayor

El estrés y la depresión mayor comparten muchas características, ya que las estructuras y vías cerebrales que participan en cada proceso son similares (Gold y Chrousos, 1999). Además, se ha visto que algunos pacientes deprimidos aumentan el tamaño de las glándulas adrenales (Montes, 2004), que están implicadas en la producción de glucocorticoides debidos al estrés, así como en animales experimentales (Grippo, Francis, Beltz, & Johnson  2005; Rygula, Abumaria, Domenici, Hiemke & Fuchs, 2005).

Es importante saber qué factores relacionados con el estrés son indicadores de vulnerabilidad al desarrollo de enfermedades. Por ejemplo, los eventos estresantes en la niñez sí que pueden generar enfermedad en la etapa adulta (McCrory, De Brito & Viding, 2012; Bremme & Vermetten, 2001; Heim & Binder, 2012).

Además, el hecho de cómo se afronta cada situación, puede ser un factor determinante en el desarrollo de futuras enfermedades. Así, por ejemplo, una estrategia pasiva es un factor de riesgo de depresión mayor y una estrategia activa lo es de enfermedades cardiovasculares (Koolhaas, 2008).

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