El pasado 19 de septiembre comenzó la erupción del volcán en la isla de La Palma, isla que pertenece a Santa Cruz de Tenerife, una de las dos provincias que conforman Canarias. Antes de esto se venían sucediendo enjambres sísmicos no habituales y que cada vez eran sentidos con mayor intensidad y asombro por la población.
A partir de ese domingo, toda Canarias se volcó con La Palma. Las respuestas más inmediatas vinieron en forma de envíos de personal de emergencias y profesionales que se acercaron a la isla de forma voluntaria. Además, a toda la solidaridad de los propios palmeros y palmeras se sumaron el resto de islas para proporcionar enseres, comida y ropa a las personas que se habían visto damnificadas.
Asistencia psicológica tras la erupción del volcán de La Palma
Pocos días después de la erupción del volcán llegué a La Palma para asistir como psicóloga. La psicología no se encuentra aún expresamente recogida en los planes de emergencias de forma oficial pese a que el sufrimiento de las personas se hace patente en cada catástrofe natural o emergencia similar.
¿Qué es la psicología de emergencias?
La psicología de las emergencias trata de ser una primera asistencia para proporcionar ventilación emocional y desahogo intentando prevenir así problemas psicológicos mayores con el paso del tiempo como trastornos de ansiedad, depresión u otros. Además, situaciones vitales tan complicadas pueden ser disparadores que eleven las tasas de suicidios.
Consecuencias psicológicas de la erupción del volcán de La Palma
En el caso de una erupción volcánica hay que tener en cuenta que se realizan desalojos preventivos y existen dos abordajes diferentes: las personas que ya saben que han perdido sus casas engullidas por la lava y las personas que aún están a la espera de saber qué ocurre con su casa. La incertidumbre es un factor muy importante en este último caso que eleva la sintomatología ansiosa. En el primer caso, hay que ayudarles a pasar el duelo por todo lo perdido y darles apoyo profesional para que canalicen y expresen sus pensamientos y emociones. También existen personas que han perdido su trabajo, su medio de vida a través de la ganadería y la agricultura y otros pequeños comercios por la zona.
La lava no es como un incendio en el que es posible volver a tu hogar y restaurarlo en parte, recomponiendo así tu entorno. En el caso del volcán, todo se pierde. La lava a su paso arrasa y engulle todo lo que encuentra y el entorno cambia drásticamente. Las personas no van a volver a ver ese pueblo que les vio nacer o donde crecieron sus hijos e hijas. El dolor que se siente es devastador y los recuerdos se reviven con mucha nostalgia.
Asimismo, el sonido del volcán impide olvidar esta situación y que existan cada vez más personas con problemas de sueño y síntomas ansiosos y depresivos. En los menores se observa también síntomas como pesadillas y problemas en control de esfínteres. Además, los menores se ven perjudicados por el elevado nivel de cenizas que hace que sus espacios de juego se vean afectados.
El papel fundamental de la psicología
La vida cambia en una parte de La Palma de forma radical y conmovedora, con una situación de devastación para muchas familias. La psicología debe desempeñar su función en estos momentos ante una situación que nadie sabe cuánto tiempo va a durar.
Los profesionales de emergencias (bomberos, voluntarios de diferentes organizaciones, sanitarios, etc.) también necesitan de un apoyo terapéutico profesional. La impotencia se hace palpable en muchos momentos y las imágenes así como los testimonios tienen un impacto emocional en el personal de apoyo.
Conclusiones
En definitiva, en estas situaciones se debe seguir trabajando, con los descansos oportunos para poder volver y ser útiles en la ayuda fundamental que prestan. Mientras, el respeto en estos momentos hacia las personas afectadas es lo mejor que se puede hacer desde todos los ámbitos, además de estar disponibles y dispuestos a ayudar si así se requiere.
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