Una distinción que solemos hacer cuando hablamos de los diferentes sistemas de memoria humana, es la referida a la memoria de trabajo y la memoria a corto plazo.
En la literatura sobre el tema encontramos autores que consideran que la memoria a corto plazo es un subconjunto de la memoria de trabajo. Por otro lado, están los que contemplan la relación inversa. Así, mismo, hay otros que utilizan ambos términos indistintamente al entender que ambas son en realidad un mismo sistema de memoria, sin que exista un consenso que cierre el debate teórico [1].
En el ámbito clínico, sin embargo, sí solemos hacer una distinción explícita entre pruebas de amplitud de memoria a corto plazo (o de amplitud simple –por ejemplo “Dígitos en orden directo” de la WAIS-IV) y pruebas de amplitud de memoria de trabajo (o de amplitud compleja –por ejemplo “Dígitos en orden inverso” o “Dígitos en orden creciente” de la WAIS-IV).
¿Qué entendemos entonces por memoria a corto plazo y por memoria de trabajo? ¿Qué diferencias hay entre ellas?
Definiendo memorias: memoria de trabajo y memoria a corto plazo
Mientras el concepto de memoria a corto plazo hace énfasis en el tiempo almacenamiento, y al breve periodo en que mantiene activa la información (30-40 segundos) [2], el concepto de memoria de trabajo o memoria operativa destaca el papel de la memoria como sistema de control del procesamiento de información [1]. Esta última se define como el sistema de memoria que mantiene y manipula la información de forma temporal, interviniendo en procesos cognitivos más complejos como la comprensión del lenguaje, la lectura o el razonamiento [2, 3].
Por tanto, aunque ambos tipos de memoria se caracterizan por una corta duración del almacenamiento y de la activación de la información en la consciencia, la memoria de trabajo añade una manipulación a esa información. Es decir, la transforma construyendo relaciones entre los diferentes datos que maneja. Así como, integrándolos con información almacenada en la memoria a largo plazo. De forma que como decíamos, posibilita realizar procesos cognitivos importantes como la comprensión del lenguaje y el razonamiento.
Actualizando el modelo de Baddeley
Probablemente, el modelo de memoria de trabajo más difundido en la actualidad sea el que Baddeley propuso en el año 2000.
Como recordaremos, este modelo se componía de un sistema ejecutivo central (SEC) y 3 componentes subordinados que procesan información de distinta modalidad: la agenda visoespacial, bucle fonológico y búfer episódico [2].
El bucle fonológico:
Es el sistema que almacena temporalmente información en formato verbal; información que mantiene activa mediante repaso articulatorio. Es decir, utilizando el habla subvocal: la musculatura orofacial se mueve durante el repaso de la información, igual que si se repitiera las palabras en voz alta, pero sin llegar a emitir voz alguna [2, 3].
El típico ejemplo que se suele poner para entender mejor este componente, es el de la persona a la que acaban de decir un número de varios dígitos (una clave, por ejemplo) y hasta que logra encontrar un lugar donde apuntarlo, lo va repitiendo subvocalmente para que no se le olvide. Si alguien le distrae antes de apuntarlo, este repaso se interrumpe y es probable que la persona ya no recuerde el número.
El bucle fonológico es relevante para el almacenamiento transitorio verbal, por ejemplo para la lectura y para mantener el habla interna que está implicada en la memoria a corto plazo [3]
La agenda visoespacial:
Trabaja con información en formato visual. Este sistema se alimentaría de imágenes que mantendría y manipularía provisionalmente, haciendo posible que seamos capaces crear y emplear estas imágenes y de orientarnos en el espacio [2, 3].
El búfer episódico:
Almacena simultáneamente información fonológica del bucle y viso-espacial de la agenda. También, la integra con información de la memoria a largo plazo dando lugar a una representación multimodal de la situación presente. [3]
El sistema ejecutivo central (SEC) o sistema atencional supervisor (SAS):
Es un sistema de orden superior a los anteriores, que realiza el control la supervisión y la selección de estrategias. De forma que, con la información procedente de los tres subcomponentes anteriores, detecta las situaciones novedosas para poder responder ante ellas poniendo en funcionamiento procesos ejecutivos de anticipación, planificación y monitorización.
Memoria de trabajo A.K.A. sistema atencional operativo:
Tirapu-Ustárroz y Muñoz-Céspedes[3] han enfatizado que este último componente del modelo de Baddeley, el SEC o SAS, no contiene información en sí mismo (no tendría una naturaleza de almacén) y sugieren que realiza 6 subprocesos que tienen que ver con las funciones ejecutivas y que se relacionan entre sí:
- Codificación/mantenimiento de información cuando se satura la capacidad del bucle y de la agenda.
- Mantenimiento/actualización como capacidad de este sistema para mantener y actualizar la información.
- Mantenimiento y manipulación de la información.
- Ejecución dual: la capacidad para trabajar simultáneamente con el bucle y la agenda.
- Inhibición como capacidad para inhibir estímulos irrelevantes del tipo paradigma Stroop.
- Alternancia cognitiva, que incluye procesos de mantenimiento, inhibición y actualización de sets o criterios cognitivos.
En su revisión sobre el concepto de memoria de trabajo y su relación con las funciones ejecutivas [3] también sugieren que el término memoria de trabajo es inadecuado. Ya que, la memoria de trabajo en realidad tiene más que ver con un sistema de atención que trabaja y opera con los contenidos de la memoria activados, que con un almacén provisional de memoria. Por esta razón, lo definen como “un sistema atencional operativo para trabajar con contenidos de la memoria”.
Distinción entre memoria de trabajo y memoria a corto plazo
Además de las distinciones apuntadas más arriba a partir de las definiciones de memoria de trabajo y memoria a corto plazo, se han señalado diferencias entre estos dos tipos de memoria en relación con la distinta demanda de atención que implican.
Como se ha apuntado [3,4] la memoria de trabajo es el sistema responsable de mantener y manipular la información cuando la información a mantener o la tarea a realizar es de una complejidad tal que satura al sistema cognitivo, de manera que la memoria a corto plazo resulta insuficiente.
La distinción principal según esto es que, el poner a funcionar la memoria de trabajo supone un reto para nuestros recursos atencionales. De forma que en tareas con alta carga cognitiva, como realizar una actividad a la vez que otra tarea distractora, el repaso subvocal del bucle fonológico se bloquea ante la demanda de atención de la tarea distractora. Esto no ocurre en una tarea de memoria a corto plazo. Por ejemplo, repetir dígitos en orden directo.
Además, las tareas de memoria de trabajo correlacionan positivamente con puntuaciones en pruebas de inteligencia y funciones ejecutivas, y lo que no ocurre con puntuaciones obtenidas en pruebas de memoria a corto plazo.
NeuronUP ha preparado diversos ejercicios para trabajar distintos componentes de la memoria de trabajo, incluyendo modalidad verbal y visoespacial. Y también, ejercicios específicos para entrenar procesos de ejecución dual. Si eres profesional y quieres probarlos solicita una prueba gratuita de la plataforma.
Bibliografía
- Ruiz-Vargas, J. M. (2010). La memoria a corto plazo. En: Manual de psicología de la memoria, pp. 147-179. Madrid: Síntesis.
- TirapuUstárroz, J. y Grandi, F. (2016). Sobre la memoria de trabajo y la memoria declarativa: propuesta de una clarificación conceptual. PanamericanJournal of Neuropsychology, 10 (3): 13-31.
- Tirapu-Ustárroz, J. y Muñoz-Céspedes, J.M. (2005). Memoria y funciones ejecutivas. Revista de Neurología, 41 (8): 475-484.
- Cowan, N. (2008). What are thedifferencesbetweenlong-term, short-term, and workingmemory? Progress in BrainReserarch, 169: 323-338.