¿Sabes qué es la disforia de género? ¿Y las causas, tratamientos y consecuencias psicosociales que viven estas personas? La neuropsicóloga Daniela Ramos te lo explica en este artículo.
Diferencia entre sexo y género
Una persona transgénero es aquella que siente una disonancia entre el sexo biológico y su identidad de género. En muchas ocasiones, los conceptos sexo y género se usan indistinta e indebidamente lo que puede dar lugar a confusión cuando se tratan temas como el presente. Por ello, es necesario, en primera instancia, aclarar el significado y las diferencias de cada término1.
- Sexo: características biológicas y fisiológicas que definen a una persona como varón o hembra. El sexo incluye hormonas, órganos genitales, cromosomas sexuales y genética, y se asigna al nacer teniendo en cuenta dichos factores.
- Género: características socialmente construidas que definen el rol de una persona en la sociedad, y las categorizan como hombre y mujer. El género incluye identidad, conducta y creencias, y determina la forma en que las personas deben interactuar con otras del mismo sexo o del sexo opuesto dentro de los hogares, las comunidades y los lugares de trabajo.
¿Qué es la disforia de género?
Teniendo claro estos dos conceptos, se puede entender la disforia de género (DG) como el diagnóstico psiquiátrico caracterizado por un malestar psicológico significativo debido a una disonancia entre el sexo biológico, asignado al nacer, y la identidad de género. Esta disonancia suele aparecer a temprana edad, de manera que los niños con DG muestran comportamientos y preferencias que no se corresponden con su sexo biológico2.
Criterios para el diagnóstico de la disforia de género
Criterios para el diagnóstico de la disforia de género en niños
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-V)3, los criterios para el diagnóstico de disforia de género en niños son los siguientes:
- Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le asigna, de una duración mínima de seis meses, manifestada por un mínimo de seis de las características siguientes (una de las cuales debe ser el Criterio A1):
- Un poderoso deseo de ser del otro sexo o una insistencia de que él o ella es del sexo opuesto (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).
- En los chicos (sexo asignado), una fuerte preferencia por el travestismo o por simular el atuendo femenino; en las chicas (sexo asignado) una fuerte preferencia por vestir solamente ropas típicamente masculinas y una fuerte resistencia a vestir ropas típicamente femeninas.
- Preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo o fantasías referentes a pertenecer al otro sexo.
- Una marcada preferencia por los juguetes, juegos o actividades habitualmente utilizados o practicados por el sexo opuesto.
- Una marcada preferencia por compañeros de juego del sexo opuesto.
- En los chicos (sexo asignado), un fuerte rechazo a los juguetes, juegos y actividades típicamente masculinos, así como una marcada evitación de los juegos bruscos; en las chicas (sexo asignado), un fuerte rechazo a los juguetes, juegos y actividades típicamente femeninos.
- Un marcado disgusto con la propia anatomía sexual.
- Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales tanto primarios como secundarios, correspondientes al sexo que se siente.
- El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo deterioro en lo social, escolar u otras áreas importantes del funcionamiento.
Criterios para el diagnóstico de la disforia de género en adolescentes y adultos
En el caso de los adolescentes, los criterios son los mismos que para los adultos:
- Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le asigna, de una duración mínima de seis meses, manifestada por un mínimo de dos de las características siguientes:
- Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y sus caracteres sexuales primarios o secundarios (o en los adolescentes jóvenes, los caracteres sexuales secundarios previstos).
- Un fuerte deseo por desprenderse de los caracteres sexuales propios primarios o secundarios, a causa de una marcada incongruencia con el sexo que se siente o se expresa (o en adolescentes jóvenes, un deseo de impedir el desarrollo que los caracteres sexuales secundarios previstos).
- Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales, tanto primarios como secundarios, correspondientes al sexo opuesto.
- Un fuerte deseo de ser del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).
- Un fuerte deseo de ser tratado como del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).
- Una fuerte convicción de que uno tiene los sentimientos y reacciones típicos del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).
- El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o a deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Causas de la disforia de género
Factores hormonales
Si bien se han hecho esfuerzos por determinar las causas de la disforia de género, los resultados de las investigaciones no son concluyentes. Entre las hipótesis planteadas, se han puesto de manifiesto los factores hormonales como posible explicación, de modo que una producción atípica de hormonas sexuales en la etapa prenatal da lugar a cambios en la activación de circuitos cerebrales durante la pubertad que explican la incongruencia experimentada por esta población4.
En relación con lo anterior, diversos estudios en adultos han demostrado que existe un patrón de activación particular en las personas transgénero que difiere de la de hombres y mujeres5-7. Estos hallazgos han sido explorados en población infantil en el estudio de Nota y colaboradores8, donde los adolescentes, pero no los niños, mostraron patrones de conectividad funcional (CF) similares a su género experimentado y no al sexo. Cabe señalar que se precisa de más estudios en esta línea de investigación para consolidar esta hipótesis.
Factor genético
Por otra parte, se ha encontrado que los hermanos gemelos monocigóticos tienen mayor probabilidad de tener ambos DG, que los hermanos dicigóticos. Esto sugiere que existe un factor genético que parece jugar un papel relevante en el desarrollo de DG, sin embargo, aún no hay suficiente evidencia al respecto9.
Perspectiva psicosocial y ambiental
Finalmente, se ha intentado dar una explicación desde una perspectiva psicosocial y ambiental, argumentando que la DG se desarrolla en situaciones en las que existe una tendencia ansiosa por parte de los niños que se conjuga con un perfil psicopatológico de los padres, acompañado de otros factores biológicos como un aspecto femenino en los niños o masculino en las niñas10.
Inconformidad con el sistema binario
Asimismo, se ha hipotetizado que los niños con DG, en realidad presentan una inconformidad con el sistema binario (hombre/mujer) impuesto en la mayoría de las sociedades11. Sin embargo, al igual que en los anteriores casos, no queda clara la veracidad de estas explicaciones.
Consecuencias psicosociales
Problemas emocionales
Lo que sí está claro es que esta situación puede resultar realmente adversa para los menores y desencadenar una serie de problemas a nivel emocional y social que comprometen su calidad de vida.
Sin embargo, hay que aclarar que el sufrimiento psicológico asociado a la disonancia entre el sexo y el género que experimentan estos niños es diferente e independiente de los problemas emocionales derivados del rechazo social que comúnmente sufren tanto los niños como los familiares.
En la mayoría de las ocasiones, estos menores son incomprendidos por los demás y tratados como “bichos raros” por no ser congruentes con lo que está socialmente aceptado.
Respuesta escolar
En el ambiente escolar, el rechazo por parte de los compañeros e incluso los profesores da lugar a que los niños y adolescentes asocien el colegio con experiencias negativas y lo perciban como un lugar inseguro para ellos. Esto a su vez, tiene como consecuencia que los menores no quieran ir o no acudan colegio, no presten atención en clase o tengan problemas de comportamiento, lo que finalmente se traduce en fracaso escolar.
Respuesta familiar
En el ambiente familiar, también puede haber rechazo por parte de los padres y/u otros familiares, quienes pueden afrontar la situación con angustia o incertidumbre y no proveer el apoyo que tanto necesitan sus hijos.
Respuesta institucional
A nivel institucional, estos menores también tienen que lidiar con obstáculos en su día a día que, por insignificantes que puedan parecer, para ellos supone un sufrimiento. Por ejemplo, hasta el mes de octubre del 2018, la ley de identidad de género de 2007 prohibía el cambio registral de nombre y sexo a los menores de edad. No fue hasta entonces cuando se redactó una proposición de ley con el fin de que los menores de edad puedan solicitar un cambio del nombre del registro a través de sus padres o tutores legales12.
Ansiedad y depresión
En conjunto, todos estos factores promueven el desarrollo de síntomas de ansiedad y depresión en los niños y adolescentes, que en los casos más extremos puede resultar en el suicidio, como fue el reciente caso de Ekaique conmocionó a toda España13. De hecho, los menores que cuentan con apoyo social y crecen en un ambiente de tolerancia son menos propensos a sufrir trastornos emocionales.
Además, se ha documentado que los problemas emocionales disminuyen considerablemente en el momento en que los menores inician un tratamiento. Aunque se trata de un proceso largo, el hecho de saber que están en camino de ser quienes ellos realmente desean supone un alivio para ellos14.
Tratamientos
Se trata de un proceso gradual que consta de las siguientes fases1:
- Transición social: los niños y adolescentes adoptan un nombre y pronombres en consonancia con su género experimentado, así como la vestimenta, corte de pelo etc.
- Supresión de la pubertad: se inicia un tratamiento con agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) que detiene el desarrollo de características físicas y sexuales indeseadas, como el vello facial en niños o el aumento de los pechos en niñas, entre otros. Este tratamiento se inicia en la adolescencia, entre los 12 y 16 años.
- Reasignación de sexo: por una parte, se administran hormonas sexuales de reasignación de sexo a partir de los 16 años, y, por otra parte, cuando se alcanza la mayoría de edad se puede llevar a cabo la cirugía de confirmación de género.
Conclusión
Las personas transgénero, y en especial los más pequeños, se encuentran en una situación de vulnerabilidad debido a una falta de conocimiento por parte de la sociedad sobre este tema. Las consecuencias, tal y como se han expuesto, son diversas y pueden resultar fatales, por ende, es esencial informar y sensibilizar a la población con el objetivo de que estos pequeños no tengan que pagar los platos rotos de la intolerancia a lo que se considera diferente. El bienestar e incluso la vida de estos seres humanos está en juego si no se produce un cambio urgente en la concepción de la “normalidad”.
Pero ¿cómo se puede lograr esto? Si bien no es un trabajo sencillo, podemos realizar pequeñas acciones que poco a poco permitan alcanzar el objetivo. Por ejemplo, es sumamente importante que en las escuelas y las propias familias enseñen a los más pequeños todo el abanico de posibilidades en cuanto a la identidad. Para ello, también es importante ofrecer sesiones informativas en asociaciones de padres y madres, donde, además explicarles a ellos el tema, se les enseñe cómo explicarlo a sus hijos. En relación con esto, también sería adecuado desarrollar herramientas, como cuentos o películas que faciliten la comprensión de los más pequeños.
Aún queda mucho por recorrer, pero gracias a la lucha de muchas personas se están llevando a cabo iniciativas y logrando pequeños cambios que tienen una gran repercusión en la situación de estos menores.
Referencias
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