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Un nuevo reto educativo: ¿Cómo funciona el cerebro de un niño?

La Asociación Murciana de Neurociencia (AMUNE) explica como la neuroeducación es el nuevo reto para los docentes, puesto que empiezan a cobrar importancia las estrategias centradas en el funcionamiento del cerebro.

Desde hace décadas el profesorado enseña y educa sin conocer las conexiones neuronales que poseen los niños en cada momento evolutivo. Durante su formación académica y profesional dedican parte del tiempo a planificar, programar e intentar motivar al alumnado para que desarrollen al máximo sus cualidades, capacidades y talentos.

Sin embargo, hasta los últimos años y movimientos de renovación pedagógica nadie se había parado a pensar en el niño, en su cerebro y en la importancia que tiene este para la labor docente y para su aprendizaje.

En este momento de reflexión y cambio empieza a cobrar importancia la “Neuroeducación”, ese ámbito novedoso y desconocido para los docentes, que les va a ofrecer la información necesaria sobre el cerebro del niño y su funcionamiento.

¿Qué es la neuroeducación?

La neuroeducación o neurodidáctica es una nueva visión de la enseñanza que se basa en aportar estrategias y tecnologías educativas centradas en el funcionamiento del cerebro.

Esta nueva disciplina fusiona los conocimientos sobre neurociencia, psicología y educación con el objetivo de optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Por tanto, resulta clave conocer y descubrir para qué sirve y qué aporta al sistema educativo. (Mora, 2017).

Salvador Martínez (2017), catedrático de Anatomía y Embriología Humana en la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y director del Instituto de Neurociencia de Alicante, considera educar como actuar sobre el cerebro.

El cerebro es el receptor de la educación, ya que todo lo que pensamos, sentimos y percibimos está en el cerebro. En cada niño encontramos un cerebro, con unas peculiaridades y funciones que van a condicionar el proceso de aprendizaje del individuo, puesto que el cerebro determina completamente la conducta.

Las áreas del cerebro.

Por tanto, la educación comienza a tener sentido cuando observan a un niño y no solo ven un corazón y un alma, sino un cerebro madurando y cambiando. En este proceso, el profesorado es responsable de enseñar y motivar al niño para que desarrolle

Todas las capacidades que posee, transforme su conducta y comportamiento, y consiga nuevos aprendizajes, ya que estos son los encargados de realizar nuevos circuitos neuronales, es decir, la sinapsis es la base del aprendizaje.

Por tanto, las neuronas son las encargadas de establecer nuevas conexiones, múltiples durante la infancia, cuando el niño realiza un aprendizaje significativo, es decir, que adquiere y transforma sus circuitos neuronales y se adapta a los nuevos entornos de aprendizaje, producto de su plasticidad cerebral.

Los descubrimientos científicos y el cambio en la educación: «Aprender haciendo»

Los descubrimientos científicos en el campo de la neurociencia han posibilitado transformar y modificar la forma de educar. Siguiendo a Gamo (2016) y Guillén (2017), expertos en neuroeducación, es fundamental enseñar en función de los procesos neuronales.

Por tanto, la neuroeducación aporta un enfoque metodológico basado en las funciones ejecutivas del cerebro, centrado en la activación del aprendizaje, la construcción y consolidación de contenidos y la evaluación de este proceso, en un contexto de emociones y relaciones sociales.

Teniendo en cuenta sus capacidades y competencias, el niño debe aprender haciendo porque de esta forma se asegura la construcción de conexiones neuronales y de reestructuración de estas, para alcanzar un aprendizaje pleno.

Los niños necesitan estar motivados, desarrollar su atención y cultivar su memoria, teniendo en cuenta estos ingredientes, su aprendizaje está asegurado.

Sin embargo, en la mayoría de centros educativos siguen un enfoque metodológico centrado solamente en memorizar información, que no es relevante ni motivadora, sin tener en cuenta los circuitos memorísticos ni el razonamiento que debe seguir el niño para interiorizar dicho conocimiento, lo que conlleva al fracaso absoluto de su aprendizaje.

La familia y la neuroeducación

Desde el ámbito familiar, Bilbao (2015), Doctor en Psicología de la salud y neuropsicólogo, defiende la necesidad de orientar a los padres y madres para descubrir las funciones neuronales de sus hijos y poder intervenir y educar con fundamento, es decir, tratar de modificar la crianza tradicional, basada en el cariño absoluto; para educar y promover las cualidades intelectuales, en sintonía con las emociones.

Así pues, las familias son el contexto principal en el que se desarrolla el niño, condicionantes de sus conexiones neuronales y su desarrollo, por tanto, pueden ayudar y colaborar en su madurez cerebral y emocional, a través de una alimentación y descanso adecuado; la promoción de actividades físicas, deportivas y creativas; ofreciendo un entorno positivo y de confianza, en el que puedan aplicar sus conocimientos a la realidad (Mora, 2017).

Bibliografía

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