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Inteligencia emocional en esquizofrenia: Déficits en esquizofrenia

Inteligencia emocional en esquizofrenia: Déficits en esquizofrenia

Inteligencia emocional en esquizofrenia:Déficits en esquizofrenia.

El Doctor en Psicología Carlos Rebolleda explica qué es la inteligencia emocional en esquizofrenia, la evaluación y los déficits en esquizofrenia.

Inteligencia emocional en esquizofrenia: definición

El modelo de las cuatro ramas de la inteligencia emocional postulado por los investigadores J.D. Mayer y P. Salovey en el año 1997 define la misma como un tipo de inteligencia diferente al resto compuesta por cuatro capacidades o “ramas” que concretamente se denominan percepción emocional, facilitación emocional, comprensión emocional y manejo emocional y que, a su vez, se organizan en dos áreas llamadas experiencial y estratégica.

Como indican Mayer, Salovey y Caruso (2002), el área experiencial hace referencia a la capacidad del sujeto para percibir, responder y manipular la información emocional sin que ello implique necesariamente que la comprende. Indica la precisión con la que el sujeto puede “leer” y expresar emociones y si es capaz de comparar la información emocional con otro tipo de experiencias emocionales (por ejemplo, colores y sonidos). Esto indica cómo funciona el individuo bajo la influencia de diferentes emociones. Esta área está integrada por las ramas precepción y facilitación emocional.

1. Percepción emocional

La percepción emocional hace referencia a la capacidad de reconocer cómo se siente un individuo y los que le rodean. Esta rama implica la capacidad de percibir y expresar los sentimientos, así como, de prestar atención y decodificar con precisión las señales emocionales de las expresiones faciales, el tono de voz y las expresiones artísticas (Mayer y cols, 2002).

2. Facilitación emocional

La facilitación emocional se centra en cómo las emociones afectan a la cognición y pueden usarse para razonar, resolver problemas o tomar decisiones (Mayer y cols, 2002). Es conocido que algunas  emociones, como por ejemplo el miedo, pueden afectar negativamente a la cognición pero, como ha podido comprobarse en múltiples investigaciones, también pueden favorecer las capacidades cognitivas, por ejemplo, facilitando que el sujeto establezca prioridades a la hora de prestar atención a lo más relevante o favoreciendo su nivel de concentración a la hora de enfrentarse a una tarea.

La denominada área estratégica seria la capacidad del sujeto para comprender y manejar las emociones sin que necesariamente perciba o experimente las mismas de forma correcta. Indica la precisión con la que el sujeto es capaz de comprender el significado de las emociones y la habilidad para manejarse tanto con sus propias emociones como con las de los otros. Las ramas comprensión y manejo emocional integran esta área (Mayer y cols, 2002).

3. Comprensión emocional

 Como apuntan Mayer y cols (2002), la rama comprensión emocional hace referencia a la capacidad del sujeto para etiquetar las emociones, es decir, llegar a reconocer que existen grupos de términos relacionados con las mismas. La capacidad de entender cómo se originan las diferentes emociones, cómo se combinan las mismas o cambian a lo largo del tiempo, son componentes fundamentales de la inteligencia emocional, aparte de aspectos importantes a la hora de relacionarse con los demás o mejorar el autoconocimiento.

4. Manejo emocional

Por último, la rama manejo emocional se refiere a la capacidad del sujeto para, en momentos apropiados, no reprimir sus emociones sino trabajar con ellas de forma reflexiva y usarlas para tomar mejores decisiones. Un término que históricamente se ha asociado a esta rama es el de regulación emocional, que habitualmente se ha entendido como la represión o racionalización de las emociones, sin embargo, este término realmente hace referencia a la participación de las emociones en el pensamiento, no a la minimización o eliminación de las mismas (Mayer y cols, 2002).

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Inteligencia emocional en esquizofrenia: Evaluación

La inteligencia emocional es considerada como un importante componente de la cognición social (Matthews, Zeidner y Roberts, 2007; Mayer y Salovey, 1997) y desde que en el año 2003 el comité MATRICS recomendara la rama de manejo emocional del MSCEIT (Mayer y cols, 2002) como única herramienta para la medida de cognición social en esquizofrenia, han sido varios los estudios que han tratado de explorar las características psicométricas de la prueba, sobretodo en población con diagnóstico de esquizofrenia.

Inteligencia emocional en esquizofrenia: test

El Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence Test (MSCEIT; Mayer y cols, 2002) está basado en el modelo de las cuatro ramas y, por medio de 141 ítems divididos en ocho tareas, arroja un total de siete puntuaciones, concretamente una puntuación global, otras dos para las áreas experiencial y estratégica y, por último, otras cuatro para cada una de las ramas que componen el modelo. El nombre de dichas pruebas es el siguiente:

La fiabilidad fue de 0,91 para la puntuación total, 0,91 y 0,85 para las áreas experiencial y estratégica respectivamente, mientras que los coeficientes alfa de Crombach para las ramas osciló entre el coeficiente más bajo, aunque adecuado, que sería 0,74 en facilitación emocional, al más elevado que fue 0,89 en el caso de percepción emocional. (Mayer y cols, 2002).

Adaptación española del MSCEIT: Extremera y Fernández-Berrocal (2009

Extremera y Fernández-Berrocal (2009) llevaron a cabo la adaptación española del MSCEIT que, a su vez, muestra unos coeficientes de fiabilidad muy similares e incluso superiores a los encontrados en la prueba original, siendo 0,95 para la puntuación total, 0,93 y 0,90 para las áreas experiencial y estratégica, 0,93 en percepción, 0,76 en facilitación, 0,83 en comprensión y 0,85 en manejo emocional. La adaptación española, al igual que el resto de las adaptaciones del MSCEIT, muestra adecuados niveles de validez aparente, predictiva y de contenido.

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Inteligencia emocional en esquizofrenia: Déficits en esquizofrenia

Algunos estudios han podido comprobar la existencia de déficits en inteligencia emocional tanto en pacientes diagnosticados de patologías psiquiátricas (Lizeretti, Extremera y Rodríguez, 2012), como en sus familiares directos (Sanders y Szymanksi, 2012).

Respecto al estudio de los déficits en inteligencia emocional en psicosis, una de las primeras investigaciones que utilizó dicho concepto, tal y como se conoce actualmente, fue la de Aguirre, Sergi y Levy (2008) en la que encuentran que las personas que presentan altos niveles de esquizotipia muestran déficits en inteligencia emocional que, a su vez, afectan de forma significativa su funcionamiento psicosocial.

Pero el estudio de los déficits emocionales que acompañan a un trastorno psicótico como la esquizofrenia es muy anterior, por ejemplo, la reducción que manifiestan estos pacientes en expresión emocional facial ha sido constatada en multitud de investigaciones (Andreasen, 1979; Borod y cols, 1990; Tremeau y cols, 2005; Yecker y cols, 1999), déficit que, según se ha podido comprobar, está presente incluso varios años antes de que la persona desarrolle la enfermedad (Hafner y cols, 2003; Yung y McGorry, 1996), lo que le coloca como un fuerte candidato a constituirse en un rasgo endofenotípico de la misma.

Dichas problemáticas no se circunscriben únicamente a la expresión facial, sino que los pacientes diagnosticados de esquizofrenia también muestran dificultades a la hora de identificar y verbalizar sus propias emociones (Cedro, Kokoszka, Popiel y Narkiewicz- Jodko, 2001; Stanghellini y Rica, 2010; Van´t Wout, Aleman, Bermond y Kahn, 2007; Yu y cols, 2011), déficit que se conoce con el nombre de alexitimia (Sifneos, 1973).

A estos déficits se unen las problemáticas que muestran estas personas a la hora de reconocer expresiones emocionales en los demás, sobretodo cuando dichas emociones son negativas (Edwards y cols, 2002; Kohler y cols, 2003; Mandal y cols, 1998; Scholten, Aleman, Montagne y Kahn, 2005).

También se han encontrado déficits de regulación emocional en esta población (Nuechterlein y Green, 2006), siendo la supresión emocional la estrategia de autorregulación que habitualmente utilizan estos sujetos (Kimhy y cols, 2012; Van der Meer, Van´t Wout y Aleman, 2009). Mientras que, en la única área emocional en el que los pacientes diagnosticados de esquizofrenia parecen mostrar un funcionamiento similar al de la población sin la patología, es en la capacidad para experimentar emociones (Kring, Barret y Gard, 2003; Kring y Earnst, 1999).

Aun así, el aspecto sobre el que existe pleno acuerdo a día de hoy, tiene que ver con la influencia negativa que muestran dichos déficits emocionales sobre el funcionamiento psicosocial del sujeto (Baslet, Termini y Herberner, 2009; Kee, Green, Mintz y Brekke, 2003; Kimhy y cols, 2012; Kring y Caponigro, 2010).

Investigaciones empleando como medida el MSCEIT

En cuanto a las investigaciones que se han realizado empleando como medida el MSCEIT, por ejemplo, Eack y cols (2010) amplían los resultados obtenidos en tres investigaciones anteriores (Eack y cols, 2009; Kee y cols, 2009; Neuchterlein y cols, 2008), y para ello utilizan una muestra de 64 sujetos diagnosticados de varios trastornos psicóticos, entre ellos esquizofrenia, a los que aplican, esta prueba.

Dichos autores encuentran, en primer lugar, que las puntuaciones obtenidas por los sujetos son significativamente menores a las de la población sin diagnostico de psicosis, aunque destacan la necesidad de llevar a cabo estudios rigurosos que puedan arrojar resultados más fiables acerca del grado real en que se dan dichas diferencias, ya que algunas investigaciones afirman que la rama más afectada sería la de manejo emocional (Wojtalik, Eack y Keshavan, 2013), mientras otras encuentran que es la comprensión emocional (Dawson y cols, 2012; Kee y cols, 2009).

Tampoco todos los estudios realizados a este nivel encuentran afectación en todas las ramas que integran la prueba, por ejemplo, Kee y cols (2009) no encuentran diferencias significativas en facilitación emocional entre el grupo de pacientes diagnosticados de esquizofrenia y el de población sin diagnostico. Esto refuerza la necesidad de seguir investigando acerca de las diferencias reales y el grado en que se dan.

A nivel neuroestructural, Wojtalik y cols (2013) encuentran que aquellos pacientes que presentan mal funcionamiento en las ramas de facilitación, comprensión y manejo emocional, muestran una reducción significativa de materia gris tanto en el giro parahipocampal izquierdo como en el giro cingulado posterior derecho.

Bibliografía:

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