El psicólogo Carlos Rebolleda explica el estilo atribucional en esquizofrenia, centrándose en la evaluación y los déficits.
El estilo atribucional es una de las áreas que integran el constructo cognición social en el ámbito de la esquizofrenia. Hace referencia a cómo los individuos llegan a inferir las posibles causas de eventos personales tanto positivos como negativos (Green y Horan, 2010).
Tal y como refieren Penn, Sanna y Roberts (2008), la mayoría de las investigaciones que se han centrado en el estudio del estilo atribucional en el caso de la esquizofrenia han tratado de indagar sobre la génesis y el mantenimiento de la sintomatología paranoide que, en ocasiones, presentan algunas de estas personas.
Evaluación del estilo atribucional en esquizofrenia
Las pruebas que habitualmente se emplean para la valoración del estilo atribucional en esquizofrenia, son las siguientes:
Cuestionario de Estilo de Atribución (Attributional Style Questionnaire, ASQ) (Peterson y cols, 1982)
Esta prueba evalúa las tres dimensiones básicas del estilo atribucional que se denominan: lugar (interno-externo), estabilidad (estable-inestable) y globalidad (globalidad-especificidad). El instrumento está compuesto por 36 ítems correspondientes a 12 situaciones (seis positivas y seis negativas). Una vez que se exponen dichos escenarios a los sujetos, se les pide que los valoren en relación a cada una de las tres dimensiones de atribución.
Cuestionario de Atribuciones Internas, Personales y Situacionales (Internal, Personal and Situational Attribution Questionnaire, IPSAQ) (Kinderman y Bentall, 1996)
El objetivo de esta prueba es observar la capacidad del sujeto evaluado para discriminar entre atribuciones externas personales (causas atribuidas a otras personas), atribuciones externas situacionales (causas atribuidas a factores situacionales) y atribuciones internas (causas que son debidas a uno mismo) en un total de 32 situaciones hipotéticas de las cuales la mitad son positivas y la otra mitad negativas.
The Ambiguous Intentions Hostility Questionnaire (AIHQ) (Combs, Penn, Wicher y Waldheter, 2007)
Este instrumento mide el estilo atribucional analizando las posibles tendencias del sujeto a sobreatribuir intenciones negativas a los otros y responder ante dichas intenciones de forma hostil. Durante la prueba se muestran una serie de viñetas que describen diferentes situaciones sociales y, posteriormente, se pregunta al sujeto por las intenciones de los personajes y por la respuesta que darían ellos mismos a estas situaciones en el caso de que se les llegaran a presentar.
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Déficits en esquizofrenia
Los individuos con diagnóstico de esquizofrenia que presentan sintomatología paranoide, con frecuencia muestran tendencia a culpabilizar a otros de los eventos negativos que les suceden. Este estilo atribucional es conocido como “sesgo de personalización” (Bentall, Corcoran, Howard, Blackwood y Kinderman, 2001; Garety y Freeman, 1999).
Factores
De acuerdo con Bentall y cols (2001) habría dos factores que influirían negativamente en el hecho de que la persona diagnosticada de esquizofrenia con sintomatología paranoide pueda corregir sus “sesgos de personalización”.
- El primero estaría marcado por una fuerte tendencia a “cerrarse” ante las opciones que desacrediten la culpabilidad del otro, aspecto que vendría expresado en conductas marcadas por la intolerancia o ambigüedad.
- El segundo tendría que ver con la presencia de déficits en teoría de la mente, entendida como la capacidad del individuo para inferir estados mentales de los otros tales como intenciones, disposiciones y creencias (Green y Horan, 2010).
Se ha encontrado también que las personas que sufren sintomatología paranoide muestran, a parte del mencionado “sesgo de personalización”, otros sesgos cognitivos como la tendencia a “saltar rápidamente a las conclusiones” y a “demostrar la realidad de sus sesgos” (Freeman, 2007).
El estilo atribucional propio de la sintomatología paranoide se caracteriza por una tendencia a exagerar, distorsionar o centrarse de forma selectiva en los aspectos hostiles o amenazantes de los demás (Fenigstein, 1997), siendo el enfado, el asco y el desprecio las emociones que habitualmente se asocian a la hostilidad (Barefoot, 1992; Brummett y cols, 1998; Izard, 1994). Cabe recordar que, concretamente en estas emociones, son en las que se ha encontrado una mayor dificultad para ser correctamente interpretadas por parte de las personas con diagnostico de esquizofrenia (Kohler y cols, 2003).
Nivel neurológico
A nivel neurológico, diferentes estudios de neuroimagen han demostrado que la hiperactividad encontrada en la amígdala contribuye a los déficits que estos sujetos muestran a la hora de juzgar las intenciones de los otros (Marwick y Hall, 2008).
Bibliografía
- Barefoot, J. (1992). Development in the measurement of hostility. En H. Friedman (Ed), Hostility, coping and health (pp. 13-31). Washington, DC: American Psychological Association.
- Bentall, R. P., Corcoran, R., Howard, R., Blackwood, N., y Kinderman, P. (2001). Persecutory delusions: a review and theoretical integration. Clinical Psychology Review, 21(8), 1143-1192
- Brummett, B. H., Maynard, K. E, Babyak, M. A., Haney, T. L., Siegler, I. C., Helms, M. J., y Barefoot, J. C. (1998). Measures of hostility as predictor of facial affect during social interaction: evidence for construct validity. Annals of Behavioral Medicine, 20(3), 168-173.
- Combs, D. R., Penn, D. L., Wicher, M., y Waldheter, E. (2007). The Ambiguous Intentions Hostility Questionnaire (AIHQ): a new measure for evaluating hostile social-cognitive biases in paranoia. Cognitive Neuropsychiatry, 12(2), 128-143.
- Fenigstein, A. (1997). Paranoid thought and schematic processing. Journal of Social and Clinical Psychology, 16(1), 77-94
- Freeman, D. (2007). Suspicious minds: the psychology of persecutory delusions. Clinical Psychological Review, 27(4), 425-467.
- Garety, P. A., y Freeman, D. (1999). Cognitive approaches to delusions: a critical review of theories and evidence. British Journal of Clinical Psychology, 38(2), 113-154.
- Green, M. F., y Horan, W. P. (2010). Social cognition in schizophrenia. Current Directions in Psychological Science, 19(4), 243-248.
- Izard, C. (1994). Innate and universal facial expressions: evidence for development and cross-cultural research. Psychological Bulletin, 115(2), 288-299
- Kinderman, P., y Bentall, R. P. (1996). A new measure of causal locus: the internal, personal and situational attributions questionnaire. Personality and Individual Differences, 20(2), 261-264.
- Kohler, C. G., Turner, T. H., Bilker, W. B., Brensinger, C., Siegel, S. J., Kanes, S. J.,… y Gur, R. C. (2003). Facial emotion recognition in schizophrenia: intensity effects and error pattern. American Journal of Psychiatry, 160(10), 1768-1774.
- Marwick, K., y Hall, J. (2008). Social cognition in schizophrenia: a review of face processing. British Medical Bulletin, 88(1), 43-58.
- Penn, D. L., Sanna, L. J., y Roberts, D. L. (2008). Social Cognition in schizophrenia: an overview. Schizophrenia Bulletin, 34(3), 408-411
- Peterson, C., Semmel, A., Von Baeyer, C., Abramsom, L. Y., Metalsky, G. I., y Seligman, M. E. P. (1982). The attributional style questionnaire. Cognitive Therapy and Research, 6(3), 287-299