Una de cada dos personas presenta déficit cognitivo, trastorno afectivo o cambio de conducta tras un ictus, causa principal del daño cerebral adquirido en España.
Los trastornos psiquiátricos que suceden a un daño cerebral adquirido condicionan la integración social de las persona afectadas. En los pacientes con traumatismo craneal grave destacan como secuelas psíquicas las alteraciones de conducta. La psicofarmacología es una herramienta más en su tratamiento.
Psicofarmacología en los trastornos psiquiátricos
Las patologías del sistema vascular cerebral provocan problemas mentales, además hasta un tercio de los pacientes presentan episodios depresivos con rango de severidad muy variable. Cuestiones como ésta y las anteriormente enunciadas se abordaron en el V Curso del Consorcio de Neuropsicología Clínica (CNC): Praxias & Neuropsicología en los trastornos psiquiátricos. José Ignacio Quemada, director de la Red Menni de Daño Cerebral, participó en esta reunión científica para hablar de la psicofarmacología en los trastornos mentales asociados al daño cerebral.
Se estima que más del 50% de los pacientes con ictus tienen alguna forma de alteración o cambio en el funcionamiento psíquico, como déficit cognitivo, trastorno afectivo o cambio de conducta. Según el doctor Quemada, los problemas mentales que se derivan de las patologías del sistema vascular cerebral están mucho menos estudiados y menos difundidos que las alteraciones motoras, a pesar de ser tan prevalentes y de que originan gran disfunción social y un gran sufrimiento intra e interpersonal.
Los ictus son una patología en alza que afecta cada año a más de 100.000 personas en España. En la actualidad representan la primera causa de discapacidad en las personas adultas. La prevalencia del daño cerebral está en aumento como consecuencia de una menor mortalidad asociada al ictus y del incremento de la esperanza de vida.
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